El problema es el siguiente: la Comisión Europea fijo una frontera para comenzar a valorar ofertas fijada en 50 millones de euros, y al parecer, la oferta que realmente lanzaría ADAC se encuentra por debajo de esta frontera.
La estimación del valor de Nürburgring al completo, incluido el palacio de congresos, el hotel y Nordschleife, estaría en torno a los 75 y 150 millones de euros.
Otros interesados podrían haber lanzado una oferta que se acercase más a esa cifra (y por lo tanto, superado la de ADAC), pero han sido desestimadas.
Si a esto le sumamos que la Comisión Europea ha inyectado dinero público por un valor estimado a unos 400 millones de euros, y que esta debe asegurarse recuperar todo el dinero invertido, no se mirará el que ofrezca un mejor futuro para el circuito, sino aquel que realice una puja máxima y, por lo tanto, no necesariamente se busca que el circuito se siga explotando como hasta ahora.
Futuro nada halagüeño
Esta carrera por el poder del circuito sigue sin control, y por desgracia, no me gusta nada el camino que está tomando y esperemos que acabe adoptándose una solución que no solo satisfaga a los actuales propietarios del circuito, a la Comisión Europea y al futuro comprador, sino también a los aficionados que toman Nürburgring cada año como una meca del automovilismo.
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