La noticia de la desaparición del Mitsubishi Lancer Evolution, a pesar de no haber sido confirmada aún por la marca, ha supuesto una reacción unánime en la prensa especializada. Pocas son las voces que encuentran razonable la discontinuidad del modelo, por muy justificado que esté a día de hoy, y son mayoría las que claman por la pérdida.
El contexto actual no favorece, más bien al contrario, la existencia de un modelo como el Lancer Evo en la gama de un fabricante, sea Mitsubishi o sea cualquier otro. En un tiempo en que las inversiones han de ser medidas con sumo cuidado, el mercado y las estrictas regulaciones medioambientales están demandando vehículos mucho más eficientes, y tecnología que dé soluciones de movilidad sostenible.
Lo cierto es que el Evo es un modelo que pertenece a otra época, como una especia autóctona que queda arrinconada en su ecosistema cuando este cambia y no es capaz de adaptarse a las nuevas necesidades. Solo que en el caso del Evo, la adaptación y evolución no es posible, porque si no ya no sería el Evo.
El Lancer Evolution hay que entenderlo en su contexto histórico y sobre todo, a sus orígenes.
Inicio de la leyenda
El origen del Evo se remonta a la época en la que Mitsubishi participaba activamente en el Campeonato del Mundo de Rallys con el Galant VR4 del Grupo A, una berlina del segmento D que tuvo poca difusión en nuestro país, excepción hecha del mercado canario.
Al decidir cambiar de arma para el Mundial, adaptaron el motor del Galant VR4 en el vano motor del Lancer, una berlina de menor tamaño, pero más adecuada para un campeonato como ese, y ese fue el comienzo de la leyenda.
El Lancer Evolution del Grupo A conquistó para Mitsubishi lo que con el antiguo Galant no pudieron ni soñar. En resumen, la competitividad del Lancer fue tal, que lograron, con Tomi Makinnen al volante, cuatro campeonatos de pilotos consecutivos y uno de constructores, marcando una pequeña época del Mundial de Rallyes.
Si en los distintos tramos del mundial el Lancer era una de las armas más competitivas, en las calles, el Lancer Evolution de producción simplemente era imbatible. Con la salvedad del Impreza WRX de Subaru, el Evo no tenía rival.
Más que una versión potenciada del Lancer de producción, el Evo era la máxima expresión de la tecnología de rallyes aplicada a un automóvil de fabricación en serie, resultando más capaz que muchos deportivos de renombre, por una fracción de su precio.
El Evo pertenece a la misma casta que míticos modelos como el Lancia Delta Integrale o el Ford Escort RS Cosworth, pero llevado a un nivel superior. Tecnológicamente, estos no tienen nada que hacer frente a un Evo.
En determinados mercados, el cliente podía incluso escoger para la calle, una versión con las mismas especificaciones que los que competían por aquel entonces en Grupo N, caja de cambios de desarrollo corto incluida, lo que resulta una aberración para un turismo pero exquisito para un purista o amante de los track days.
Con la evolución durante las últimas generaciones el Evo se fue dulcificando, pero en ningún momento perdió su esencia, tecnología deportiva al máximo nivel, incluso cuando la marca dejó de competir en el Campeonato del Mundo. Por lo que a día de hoy, incluso sin tener en cuenta las necesidades de consumo y emisiones, el Evo es un argumento difícil de vender, apto solo para unos pocos entendidos o aficionados.
Hay que recordar que el modelo no nació como una versión pensada para su distribución global, en el momento de su creación era un producto solo para consumo interno, como tantos modelos japoneses, pero el fenómeno que produjo llevó a una avalancha de importaciones, por lo que la firma decidió replanteárselo y fabricarlo también con volante a la izquierda.
Fin del Evo
Su muerte deja un vacío en el mercado que el nuevo Impreza no podrá llenar por si solo, porque si bien sobre el papel está a la altura del Evo X, la saga de Subaru no llegó a la radicalidad del de Mitsubishi.
La marca aún no se ha pronunciado, y los rumores estos últimos años apuntan a una nueva versión dotada de la tan necesaria tecnología híbrida para la firma de los diamantes, pero sea como fuere lo que venga después, lo que sí es seguro es que no contará con la naturaleza del modelo que nos deja, por lo que no será realmente un Evo.
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