El nuevo Megane 2016 de Renault ya está disponible en nuestro país, como veíamos hace unos días, y aunque todavía está fresca su llegada a nuestro mercado, ya hemos tenido la ocasión, un tanto fugaz de poder analizar someramente el completo rediseño de la cuarta generación del compacto galo.
Disponible desde 16.600 Euros con el acabado Life y el motor de gasolina Energy TCe 100, el nuevo Megane 2016 viene completamente cargado de novedades a nivel técnico, incluida una futura versión híbrida por primera vez en la historia del modelo. Aunque lo que más sorprende a propios y extraños son las nuevas líneas que presenta el compacto, tomadas del nuevo lenguaje de diseño de la firma y que se aleja bastante de las formas orgánicas y volúmenes a los que nos tenía acostumbrados la Regie.En un primer vistazo, incluso a través de las imágenes oficiales publicadas tras su presentación a mediados del año pasado, se identifican claramente los rasgos estrenados en la nueva berlina Talisman, el sustituto del Laguna. Comenzando por los más evidentes, los grupos ópticos, con unas particulares luces diurnas de tipo LED en forma de boomerang que nacen en el cuerpo principal de las ópticas delanteras. Mientras que las traseras, recurren a formas muy afiladas y estilizadas, que en su estructura nos recuerdan a las del SUV Kadjar, con el borde en tonos rojos y el centro de color blanco.
En vivo
Pero en persona, y ya lejos de las cuidadas y estudiadas fotografías de prensa, el Megane 2016 nos muestra al completo todos sus volúmenes y rasgos al completo, y sorpresivamente, en vivo cambia mucho más con respecto a las generaciones precedentes del modelo.
El nuevo Megane dispone de una carrocería en la que se ha buscado intencionadamente crear una silueta maciza, dibujada a base de cortes y volúmenes de una manera que solo nos inspira una palabra para definir su diseño, alemán. Ya que a pesar de ser tremendamente efectista, lo cierto es que el resultado es muy sobrio, lo cual pasa desapercibido en las fotografías, pero que ya en primera persona se aprecian los verdaderos volúmenes que dibujan su silueta.
Desde el relieve de zonas como las falsas entradas de aire en los laterales del paragolpes delantero, hasta el disimulado ángulo que forma la línea de cintura del modelo.
El frontal lo completa la nueva parrilla que define a varios de los modelos de la marca, que se extiende hasta fundirse con las ópticas delanteras y un trabajado paragolpes delantero, que en su zona baja está dividido en tres zonas, de mayor tamaño la del centro con dos falsa rejillas a ambos lados, que incluyen unos antinieblas de formas circulares.
La zona trasera es la que más sorpresas depara, ya que si no fuera por el gran rombo presente del emblema un neófito no sería capaz de reconocerlo como un Renault.
La zaga está dibujada con rasgos genéricos, aunque muy atractivos, como el bajorrelieve que acoge en el paragolpes la zona de la matrícula y el casi indispensable alerón trasero que montan la mayoría de los hatchbacks sobre la luneta trasera. Aunque el punto focal de esta zona es sin duda el de las ópticas, con un diseño que rompe radicalmente con lo que nos tenía acostumbrada la marca. Muy horizontales y técnicos, son decididamente modernos y dotados de unas proporciones que, estéticamente, prometen envejecer muy bien.
El ancho de la trasera está marcado por la línea de cintura, que de manera muy musculosa se ensancha tras su paso por el recto pilar C, aportando dinamismo a la zona trasera.
A nivel técnico, la nueva generación Megane 2016 viene cargada de tecnología. Con novedades como el chasis 4Control, que cuenta con cuatro ruedas directrices, algo muy destacable en el segmento de los compactos. Aunque esto es para analizarlo concienzudamente en una prueba dinámica.
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