En los últimos días General Motors ha dado a conocer bastantes e importantes pasos estratégicos, la retirada de Chevrolet en Europa y el refuerzo del protagonismo de Opel en ese mercado, el cese de actividad productiva de Holden en Australia, la salida del gobierno de su accionariado o su decisión de salir del accionariado de PSA al que se añade el cambio de planes conjuntos con el grupo francés.
Algunos de estos pasos, como la venta de su participación en PSA, no dejan de ser movimientos lógicos y esperados, pero otros, como las drásticas decisiones de retirar Chevrolet de Europa o detener la actividad productiva en Australia después de tantas décadas, son movimientos poco acostumbrados en una corporación del tamaño de GM, máxime teniendo en cuenta la tradición inmovilista de dicha corporación. Acostumbrada década tras década a seguir aparentemente el mismo guión.
Es evidente que la situación económica de los últimos años ha hecho cambiar muchas costumbres, incluso a los más grandes, y aunque pudiera parecer que esta nueva actitud de GM es conservadora y tremendamente defensiva ante la situación económica global, lo cierto es que estos radicales movimientos denotan una nueva personalidad y manera de actuar por parte de la corporación norteamericana, en la búsqueda de una mayor eficiencia y productividad para el grupo, que una vez conseguidas se deberían traducir en beneficios.
Al mismo tiempo, todas estas impactantes noticias de los últimos días han restado protagonismo a la que debería haber sido una de las noticias más importantes del momento, el nombramiento de Mary Teresa Barra como el reemplazo de Dan Akersson en el puesto de CEO de la compañía, lo que la convertirá en la primera mujer al frente de General Motors en sus más 100 años de existencia (si no tenemos en cuenta que la actual GM es legalmente otra empresa distinta a efectos fiscales, desde la quiebra controlada en 2009, de la General Motors Corporation original).
El nombramiento de Barra como CEO de la compañía, desde su puesto de directora de desarrollo de productos, ejemplifica las nuevas líneas de actuación de la empresa, inéditas hasta la fecha en GM.
Antiguas costumbres
El inmovilismo y conservadurismo acostumbrado de los de Detroit llevó a que, durante décadas, mantuvieran la misma línea de actuación para todas sus marcas con los problemas y negativos resultados conocidos. Como el pobre posicionamiento de algunas marcas y productos, con modelos solapados comercialmente con otros pertenecientes a otras firmas del grupo, provocado por un abuso extensivo de plataformas compartidas para demasiados modelos y mercados, y sobre todo la política de soportar durante años las pérdidas económicas de determinadas divisiones de la compañía, quemando los beneficios obtenidos en otras áreas o divisiones.
Esta manera de actuar fue la responsable de la caída de marcas históricas como Saab o Pontiac, mientras que la sueca obtenía pobres resultados en ventas y se ganaba una pésima imágen de marca con modelos rebautizados de GM u otras marcas (véase los modelos que Saab comercializaba en Norteamérica como el SUV 9-7X, basado en el Chevrolet TrailBlazer, o el 9-2X creado sobre el Subaru Impreza de segunda generación) la rica historia de Pontiac se diluía a partir de los años 80 con modelos carentes de la personalidad e identidad propia de la marca, que no eran otra cosa que modelos de GM comercializados con los emblemas de Pontiac, lo cual era uso y costumbre habitual en General Motors.
A este hecho la prensa especializada estadounidense lo denomina "prostitución de plataformas", explicación bastante gráfica del uso habitual de repetir el mismo modelo en otras marcas del grupo.
Los nuevos movimientos de GM parecen ser un punto de inflexión en la política de la compañía, en la planificación global del grupo y la gestión de las distintas marcas y su eficacia y competencias regionales. Esperemos que este movimiento continúe su tendencia hacia un mejor aprovechamiento de los recursos del grupo fomentando la calidad del producto y no focalizándolo exclusivamente en el ahorro de costes.
Papel de Opel
Por otro lado aunque la decisión de mantener la división Opel abierta, deficitaria desde hace años, dándole más soporte y protagonismo con la retirada de Chevrolet de Europa, pudiera parecer arbitraria o conservadora la realidad es que la continuación de la firma alemana es debida a la necesidad de la propia GM de la marca alemana a nivel tecnológico.
La alemana es actualmente responsable del diseño y desarrollo de muchas de las plataformas y modelos empleados por el grupo a nivel mundial, la gama actual de Buick es el mejor ejemplo, contando en su catálogo con varios Opel remarcados y con un enfoque más premium, por lo que los resultados de Opel hay que estudiarlos más allá de las ventas de la firma en Europa, dándole un enfoque mas global, a nivel corporativo, teniendo en cuenta su participación en el resultado de otras marcas del grupo.
La nueva, pero no anunciada, General Motors parece haber aprendido tras solventar con éxito estos difíciles años y su nuevo estilo de gestión resulta más estudiado y coherente de lo que pudiera parecer en un primer vistazo. Si este es realmente el camino a seguir por los de Michigan, con la ingente cantidad de recursos que tienen a su disposición, no sería descabellado pensar que en un futuro se pudieran convertir en un rival formidable en el complejo y competitivo universo automotriz.
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