Cuando fue desvelado a finales de 2013, el nuevo Ford Mustang de sexta generación nos entusiasmó a todos. Tanto a los medios como al público, y lo más importante, tanto al otro lado del Atlántico como en el viejo continente. Y no era para menos, el Mustang de sexta generación nacía como un modelo mundial. Es decir, desarrollado para ser comercializado en distintos mercados y continentes.
Partiendo de un Mustang V que había rescatado las líneas del Mustang original presentado en los sesenta, y que había sido con toda probabilidad la generación más difundida del modelo. El nuevo Mustang tenía que nacer para poder ser ofertado en los concesionarios de la marca en medio mundo, pero sin perder la esencia y sabor del modelo.Para ello, los ingenieros de Ford Motor Company llevaron a cabo la revolución más radical efectuada en los más de 50 años del modelo, revisando el bastidor desde cero, eliminando el célebre eje rígido trasero que caracterizaba a todos los Mustang por su nacimiento. Elemento este que permitía muchas estabilidad en aceleración en recta, pero que penalizaba en exceso el comportamiento del modelo una vez trataramos de enfrentarnos a un tramo revirado.
Para ello dotaron al nuevo Mustang de un nuevo eje multibrazo trasero, lo que para muchos puristas en los Estados Unidos pudiera ser todo un sacrilegio pero que permite al nuevo Mustang VI acceder a nuevas cotas de comportamiento y estabilidad. Lo cual es indispensable cuando quieres llegar a clientes tan exigentes como los del viejo continente. Acostumbrados desde hace décadas a soluciones tecnológicas mucho más avanzadas.
Junto a esto, y un diseño del que hablaremos largo y tendido en este análisis, el Departamento de desarrollo de Ford escogió un abanico de mecánicas acordes con las distintas exigencias que pudiera encontrarse el nuevo modelo en mercados tan dispares como el propio estadounidense, el alemán o nuestro propio mercado. Pudiendo encontrar desde el evidente V8 típicamente americano hasta un cuatro cilindros de alto rendimiento más propio de un modelo europeo.
Según el mercado, la marca presenta dos o los tres motores que dispone para el Mustang VI. Con un escalón que comienza por el cuatro cilindros con tecnología EcoBoost de Ford. Es un bloque de 2.3 litros sobrealimentado que homologa en España 317 caballos. Por lo que no podemos decir a priori que se trate de un motor pequeño. Este además, cuenta con la ventaja de ser bastante comedido con el consumo. Como todos los motores de la familia EcoBoost de Ford. Ya que presume de un consumo medio en torno a los siete litros.
Sobre este, la firma dispone de un bloque V6 Duratec de 3.7 litros, que eroga poco más de 300 caballos y que solo está disponible en mercados como el estadounidense, donde curiosamente se comercializa junto al 4 cilindros EcoBoost, disponiendo ambos de potencia similar. Pero, cuyo comportamiento mecánico está bien diferenciado.
Por último, la firma dispone para el Mustang GT de un V8 Coyote de 5.0 litros atmosférico de 421 caballos. Sin contar con las versiones especiales Shelby GT350, este es el Mustang más capaz que se comercializa. Y junto al 2.3 EcoBoost son los que están disponibles en nuestro mercado.
Gama
Ford dispone para el Mustang en nuestro país de dos versiones mecánicas, dos versiones de trasmisión, manual y automática y sobre tofo, dos tipos de carrocería, coupé y cabrio. En carrocería coupé encontramos el nuevo Mustang 2.3 Ecoboost disponible desde 39.500 euros según la tarifa oficial, y el Mustang GT V8 5.0 litros desde 46.500 euros. Ambos con cambio manual de seis velocidades, aunque ambos tienen disponible una opción de transmisión automática por 3.000 euros más.
A esto podemos añadir otros 4.000 euros en caso de que queramos cualquiera de estas versiones en carrocería descapotable, que evidentemente, también cuentan con las mismas opciones de transmisión que la variante coupé cerrada.
El análisis es sencillo. Versión por versión es la alternativa más económica de su segmento en el mercado. Mucho más que las opciones de potencia y mecánica similares. A modo de ejemplo comparativo, podemos tomar una de las referencias del segmento coupé, el magnífico BMW Serie 4, que en su versión 435i Coupé con 306 caballos y tracción trasera parte de los 56.560 euros. En el caso del M4, su variante manual con 421 caballos arranca en los 88.700 euros. Cifras muy superiores a las del Mustang, aunque también es evidente que son dos modelos muy dispares en cuanto a carga tecnológica y planteamiento.
Por un lado tenemos a un refinadísimo ejemplo de tecnología europea y por el otro al puro músculo americano, envuelto en un diseño totalmente rompedor y muy atractivo. Tema que ahondaremos profundamente en la siguiente parte de este reportaje, que hemos podido realizar gracias a la colaboración de ValSur-Car, concesionario de la marca que nos invitó a analizar con todo detalle el precioso Mustang que ilustra este artículo.
Seguir leyendo.
Artículos recomendados