La salida al mercado del Jaguar XE ha supuesto para Jaguar poder retornar a un segmento muy jugoso, ya que el segmento D es el que reporta mayor número de ventas para aquellos fabricantes que cuentan con berlinas en su gama, tanto en Europa como en el resto de mercados del planeta. Segmento al que ya intentó el asalto hace más de diez años y que supuso el que parece haber sido su fracaso más sonado, con el denostado Jaguar X-Type.
El X-Type supuso la entrada al fin después de muchas décadas en la base del mercado de berlinas, para lo cual Jaguar contó con el apoyo de su empresa matriz por aquel entonces, Ford Motor Company, lo que a priori debería haber sido garantía de éxito pero que a la postre fue el germen del fracaso estrepitoso del modelo.La llegada del nuevo sedán XE ha estado precisamente acompañada por el anuncio de que el nuevo modelo del segmento D británico es un un modelo completamente nuevo, dotado al cien por cien del ADN de Jaguar, habida cuenta de que los principales detractores de su antecesor culpaban la procedencia Ford como principal causa de los fallos del modelo. Por lo que ya con su sucesor en el mercado, sentíamos la curiosidad de ver cuán malo o bueno realmente era el ínclito X-Type, no ya con respecto a su sucesor, sino como berlina producto de la tradicional casa británica.
Ejemplar
A pesar de su fracaso comercial, lo cierto es que en nuestro mercado había disponibles no pocas unidades del modelo, con la práctica totalidad de las cinco motorizaciones disponibles. Aunque nuestro objetivo era precisamente la versión más básica de todas, y la que acumulaba mayor descrédito ante los detractores del modelo. La versión de acceso de la gama X-Type, lanzada unos años después de la presentación del modelo y que acumulaba el mayor de dudosos honores en su haber.
El X-Type 2.0 D supuso el primer cuatro cilindros en la historia de la marca, además del primer motor diésel de la historia de la firma británica. Todos estos atributos evidentemente no fueron celebrados por la mayoría de la prensa y los puristas de la marca, que vieron en ellos el principal problema del modelo. La pérdida de estatus como marca de representación. Si bien lo cierto es tras su presentación, dos años antes de la llegada de las opciones de tracción delantera, el Jaguar X-Type sufrió el mismo tipo de críticas, a pesar de ser lanzado al mercado solo con motores V6 y tracción total.
Las nuevas versiones diésel, 2.0 D y 2.2 D, llegaron al mercado en 2003, un año después de que la marca sumara un nuevo bloque de gasolina a la gama X-Type, que fue el encargado de estrenar la tracción delantera para la marca británica, ya que esta opción mecánica no estaba aparejada al sistema de tracción integral disponible en las opciones mecánicas mayores. La 2.1 litros V6 de 157 caballos.
Prueba
Por lo que el ejemplar que buscábamos era desde 2003 la versión de acceso a la gama X-Type y por tanto a la gama del fabricante del felino, con un precio que por aquel entonces partía desde los 30.000 euros. Ejemplar que logramos encontrar incluso con el acabado más básico de los tres disponibles entonces, el Classic, y con un estado lo suficientemente bueno para poder ser objeto de una prueba coherente e imparcial.
En la búsqueda de obtener respuesta a la pregunta sobre si el X-Type realmente era tan malo como lo pintaban por aquel entonces algunos medios y los puristas de la marca.
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