Arrinera, el fabricante artesanal de deportivos polaco, vuelve a ser noticia de portada, aunque en esta ocasión gracias a los avances del desarrollo del prototipo del Hussarya, que pasará a producirse en breve en su forma definitiva.
La primera unidad en su forma final comenzará a fabricarse esta misma semana tras, según la firma polaca, cientos de horas de ensayos con el prototipo. Por lo que en breve, la compañía polaca no nos emplaza para una fecha concreta, podremos apreciar el aspecto definitivo del primer superdeportivo polaco.
Arrinera planea construir 100 unidades anuales del Hussarya, fabricado sobre un bastidor de acero de alta resistencia y con una carrocería fabricada en materiales compuestos, estará dotado de un motor central V8 de origen General Motors.
El motor sobrealimentado de 6.2 litros desarrollaría 650 CV para los poco más de 1.300 kilos planificados del conjunto, por lo que sus prestaciones estimadas arrojan una aceleración de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos y el 0 a 200 km/h en tan solo 14,3 segundos.
Los responsables de la firma polaca estiman una velocidad máxima en torno a los 340 km/h y 11 segundos para poder realizar el cuarto de milla.
Inicios tumultuosos
Una vez se ponga a la venta, con un precio señalado sobre los 100.000 euros aunque es más que probable que aumente una vez haya llegado ese momento, se pondrá fin a uno de los episodios más rocambolescos en la historia del automovilismo artesanal.
La presentación de una nueva marca de deportivos no es algo extraño, la pasión que estos despiertas provocan que se inicien cientos de aventuras de este tipo, de las cuales solo un número muy reducido culminan con la puesta a la venta del nuevo modelo, mientras que el resto de proyectos mueren en el camino, presa del desinterés o de falta de inversión.
El caso de Arrinera es atípicamente único, no solo por la etiqueta de primer deportivo de origen polaco, sino por la controversia generada por un periodista polaco tras su presentación, hace unos pocos años.
El primer prototipo del modelo de Arrinera presentaba unas formas muy angulosas, dignas de un Batmobile por lo anguloso de sus líneas y oscura carrocería, con una clara inspiración a los productos de esa época de Lamborghini, el Murciélago y el Reventón.
Al poco de presentarse, un periodista polaco acusó a los responsables del proyecto de haber empleado un kit-car, concretamente una replica de un Lamborghini Murciélago, para crear el primer prototipo, al que le añadieron el sistema eléctrico y el tablero de un Audi A6 y diversas piezas del interior de un Opel Corsa, con el presunto fin de aumentar las perspectivas sobre la recién creada empresa, y aumentar el valor de bursátil de la compañía inversionista.
Los responsables del proyecto negaron en todo momento las acusaciones, y la controversia generada fue mayúscula, aunque nunca se llegó a aclarar del todo. El caso es que réplicas aparte, el diseño de la carrocería del primer prototipo era indudablemente de inspiración Lamborghini.
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