Es perfectamente habitual que encontremos piezas comunes en muchos vehículos diferentes, inclusive aquellas que al estar instaladas en el exterior, requieran de un diseño o forma específica, como parte o elemento de la estética de un modelo. Como es el caso de los grupos ópticos.
Los grupos ópticos, tanto delanteros como los traseros, son elementos claves dentro de la personalidad de cada modelo, de hecho, son de los más definitorios para distinguir un modelo o línea. El mejor ejemplo de esto lo tenemos en los restyling, esas renovaciones que presentan las marcas en la mitad del ciclo de vida natural de un modelo y que afecta menormente a la estructura del mismo, limitándose la marca a modificar algunos de los elementos más visibles.
Entre todos ellos, los grupos ópticos son indispensables en dichos cambios. Aunque no cambien de forma exterior, de hecho no suelen modificar ni su volumen ni su sistema de montaje, se les suele aplicar alguna modificación estética severa, ya sea de cambio de color o tonalidad o de estructura y distribución interna.
Los grupos ópticos además, son elementos que generalmente se compran a proveedores, nunca son fabricados por el propio fabricante del vehículo. Por lo que su precio varará mucho en función de la producción que tendrá ese modelo. Si es una marca generalista que pretende producir un volumen considerable de vehículos, se puede permitir comprar los miles, a veces cientos de miles o millones, de grupos ópticos de diseño exclusivamente para ellos que necesitan en la cadena de montaje, en el caso de fabricantes de volúmenes pequeños la cosa cambia bastante.
Elementos compartidos
Es habitual, por tanto, encontrar en vehículos de producción reducida elementos claramente pertenecientes a otros modelos de mayor tirada, como es el caso de los deportivos. De escasa producción, los fabricantes de este tipo de vehículos suelen recurrir a los mismos proveedores en busca de grupos ópticos, además de otros elementos. Un buen ejemplo de esto eran los pilotos traseros de los primeros Noble, procedentes del Ford Mondeo o de los relojes del exclusivo y raro Jaguar XJ220, procedentes de nada menos que un Ford Escort.
Lo que ya no es tan habitual, es encontrarnos el caso contrario, que un elemento perteneciente a un modelo más exclusivo y por tanto de menor producción termine en otro vehículo de corte más económico.
En este caso, lo que nos hemos tropezado es una autocaravana con nada menos que los pilotos traseros del Chevrolet Corvette de la generación C5. Un modelo de corte deportivo y exclusivo pero de una producción bastante alta, se fabricaron cerca de 250.000 ejemplares de esa serie. Y que además cuenta con un diseño muy específico para los mismos, desde el nacimiento de la generación C4 a principios de los años ochenta hasta nuestros días. Siendo siempre cuatro pilotos separados y redondeados, en los Corvette C4 más bien cuadrados con las aristas redondeadas.
Tras mirarlos y estudiarlos detenidamente, queda claro que son los mismos. Aunque el Corvette C5 dispuso de varios tipos y de colores, sin contar los aftermarket, por lo que hemos podido encontrar buceando en Google, pero el formato, tamaño y diseño son los mismos, como se puede apreciar en las imágenes del artículo. Lo que no llegamos a averiguar es el costo de los mismos, pero seguro que su reemplazo no tiene el mismo precio que para los clientes de Chevrolet.
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