El vehículo en cuestión fue fabricado en 1963 y es una de las limitadísimas 36 fabricadas y tiene un currículo en el mundo de las carreras que seguro ha hecho incrementar el precio de partida y, por lo tanto, propiciando el alcanzar el equivalente rápido a unos 42.000.000 € convirtiéndose así en el coche más caro del mundo (que se sepa) superando a otra subastada por también otro 250 GTO que alcanzó los tampoco nada despreciables 35 millones de dólares.
Este precioso 250 GTO ha pertenecido hasta hace aproximadamente un mes al coleccionista Paul Pappalardo al menos desde 1974. Este Ferrari acabó primero en el Tour de France de 1963 e igualmente hizo doblete en 1964 y 1965 en la subida también francesa al Chamrousse además de participar en eventos más actuales como carreras de clásicos en Silverstone o el Le Mans Classics.
¿Dónde está la ética?
Como comenzaba este texto, cada persona es libre de usar el dinero que tenga como mejor estipule pero este tipo de gastos, tanto dinero destinado, esta exagerada cantidad de dinero dirigido a comprar un vehículo... ¿no resulta un tanto insultante en momentos en los que tanta y tantísima gente tiene dificultades para comer?
Personalmente, si tuviera el dinero como castigo, gastaría muchos muchísimos euros en coches pero ¿42 millones por uno? Para mí se sale de cualquier tipo de lógica por mucha pasión que se le tenga a cualquier bien material.
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