Los vehículos eléctricos están logrando lo que aquellos carromatos animados por un motor lograron hace siglos: empezar una nueva etapa en la tecnología automovilística.
Citroën sabe la importancia y el impacto que tiene que estos vehículos logren hazañas como si de pioneros históricos se tratase y, por eso, en enero, puso un C-Zero nada más y nada menos que con el objetivo de completar una vuelta al planeta.
El proyecto llamado Odisea Eléctrica, supuso el desafío de lograr ser el primer automóvil eléctrico de serie en realizar una vuelta al mundo y, tras los ocho meses de viaje, ha regresado a su punto de partida, la ciudad francesa de Estrasburgo.
La distancia a completar fueron 25.000 kilómetros pasando por 17 países, en el que se realizaron cerca de 300 recargas cuyo coste estima Citroën ha sido la sorprendente cantidad de 250 euros.
Una aventura ecológica y solidaria
Junto al C-Zero, sus dos ocupantes han sido los encargados de contarle al planeta el desarrollo de la aventura gracias a la interacción de los propios conductores con los seguidores de la Odisea gracias al uso de las redes sociales y a varias videoconferencias realizadas desde aquellos puntos de conexión de quienes quisieron colaborar prestando sus enchufes para recargar el vehículo y las herramientas informáticas necesarias para que se establecieran las intercomunicaciones.
Ambos aventureros salieron con un doble objetivo. El más evidente, promover la imagen del vehículo eléctrico ante el gran público y demostrarle que es una alternativa útil y económica.
Por otro lado la Odisea Eléctrica ha sido una hazaña solidaria única, sobre todo gracias al gran número de colaboradores que no dudaron en sumarse a la aventura, ayudando a recargar al pequeño C-Zero y facilitando el acceso a internet de los dos hombres que han hecho historia logrando ser los primeros en completar la vuelta al mundo en un vehículo eléctrico.
Artículos recomendados