Si en los dos artículos anteriores describimos los distintos aspectos técnicos y los rasgos distintivos de esta generación del monovolumen francés, en este describiremos el amplio equipamiento disponible y las impresiones que nos dió el Grand C4 Picasso de Citroën.
Equipamiento
La carga tecnológica que puede llevar el Picasso es notable, tanto en el apartado de seguridad pasiva como de equipamiento.
En cuanto a la seguridad pasiva destacan el regulador de velocidad activo apoyado en el radar de velocidad que se encuentra en el frontal, que permite programar una distancia de seguridad con respecto al vehículo que tenemos delante, frenando automáticamente en el caso que disminuya la distancia programada y volviendo a la velocidad prefijada una vez que detecta que tiene el carril libre.
El Hill Assist o ayuda de salida en pendientes, sistema de vigilancia de ángulo muerto, alerta de cambio involuntario de carril con la novedad de dar el aviso por vibración del cinturón de seguridad en lugar de la banqueta del conductor, sistema de detección de baja presión de los neumáticos que se activa en cuanto detecta una pérdida de presión de 0.3 bares o luces de carretea automáticas, capaces de detectar la llegada de un vehículo para evitar deslumbramientos pasándolas de manera autónoma a luz corta.
Entre el amplio equipamiento del que puede disponer el Picasso cabe reseñar la función Visión 360º, apoyada en 4 cámaras que nos permite visualizar los 4 costados del coche para facilitar tanto las maniobras de aparcamiento como la salida de zonas con poca visibilidad gracias a la cámara delantera, que nos permite ver en los ángulos a los que la vista no llega. La visualización de dichas cámaras es totalmente configurable en la pantalla de 12" HD.
También disponemos de Park Assist o asistencia al aparcamiento, con el que tan solo nos tendremos que encargar de las operaciones de acelerar y frenar en las maniobras de aparcamiento, funciona para aparcamientos tanto en fila como en batería.
El conductor dispondrá de arranque por botón y llave electrónica, así como freno de estacionamiento eléctrico, los asientos delanteros pueden disponer de función masaje e incluso el del ocupante de reposapiés escamoteable, de accionamiento eléctrico.
En el habitáculo dispondremos también de 2 tomas USB, tomas de corriente de 12v y de 230v, con la que incluso podremos cargar un aparato eléctrico grande como un portátil, parabrisas panorámico, amplio techo de cristal y numerosos huecos portaobjetos, como el reposabrazos central delantero, de gran tamaño y abatible. El inmenso portón trasero es de apertura eléctrica.
Sensaciones
Incluso obviando el formidable despliegue tecnológico, las sensaciones que ofrece el Picasso son muy satisfactorias. La agraciada línea exterior se aparta de la estética recargada que se ha extendido tanto los últimos años entre los grandes vehículos familiares, con líneas que evocan más a las tradicionales furgonetas o en algunos casos tratando de ofrecer elementos más propios de los SUV.
El Grand Picasso se aleja de ese efecto, recuperando en cierta manera la sensación de vehículo de gran tamaño sin resultar pesado visualmente, dotado de un perfil esculpido por una línea única que define su perfil completo, que fue precisamente lo que llevó a acuñar el término monovolumen.
Tanto la versión de 5 plazas como el Grand Picasso, tienen unas formas que esconden su tamaño real y a la vez ofrecen una estampa bastante ligera y fluida, a lo que contribuye incluso el controvertido frontal, con sus característicos grupos ópticos.
Al sentarnos en su interior no se tiene la sensación típica de estar en un vehículo muy alto, como es habitual en los monovolúmenes en los que además el espacio que hay hasta la base de parabrisas suele parecer inmenso, en el Grand Picasso se tiene una postura un poco más cercana a la de una gran berlina, a lo que ayuda el salpicadero que tampoco resulta voluminoso ni demasiado vertical.
El espacio que nos envuelve es sobrado en todas las cotas, y la postura de conducción muy correcta y natural.
La sensación de calidad interior es muy elevada, no solo por lo efectista de su tecnológico cuadro de mandos, los plásticos no son los habituales ni en vehículos de este tipo ni del segmento de precio en el que se mueve el Picasso, no solo el tacto y la textura del propio material son agradables sino que visualmente se ven sólidos y muy bien rematados en su ajuste. En síntesis, podemos afirmar que el Picasso es un paso adelante gigantesco de la marca en cuanto a diseño y calidad y probablemente el modelo que se pueda convertir en la referencia del segmento.
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