Como conductores sabemos que, cuando iniciamos movimiento, existen varios factores de riesgo que tenemos que tener presente para evitar accidentes en la vía. En el camino hay de todo un poco, desde el perrito que se puede atravesar en el camino, el peatón descuidado, el que se comió la luz o el semáforo, el que viene en sentido de la flecha, grasa en el suelo, etc. Conducir nuestro coches, aunque no lo parezca, es una de las cosas más complejas del planeta, porque requiere que estemos completamente despiertos, y con los sentidos funcionando al 100%, ya que cada error pudiese costarnos hasta la vida misma.
Pero quizás uno de los mayores retos al conducir es hacerlo en condiciones adversas, como por ejemplo, bajo la lluvia. Algunos instructores de manejo concuerdan en la misma opinión, y dicen que "bajo la lluvia, no hay experiencia que valga". Muchos de los accidentes de tránsito se cometen bajo condiciones de vía húmeda; la lluvia es un enemigo mortal, al que le debemos respeto, ya que pone a prueba todas nuestras habilidades y destrezas tras el volante. Y ni hablar de cuando circulamos por caminos congelados por la nieve, en donde el agarre prácticamente no existe.
Es necesario llenarnos de paciencia, y sobre todas las cosas, conducir con mucha prudencia cuando rodamos sobre superficies mojadas. Para los conductores que ya les toca realizar el respectivo cambio de neumáticos, la precaución es mucho más importante; recuerde, a veces, hasta con neumáticos nuevos, podemos perder el control del vehículo, y terminar estrellándonos contra otro, o a un lado de la carretera. Para analizar mejor los riesgos que podemos encontrar en superficies húmedas, debemos saber diferenciarlas, aunque esto no quiere decir que, porque se trate solamente de un simple charco, debemos obviar nuestra seguridad, y sobrepasar los límites de velocidad. En climas de poca visibilidad, los huecos presentes sobre el asfalto se cubren de agua, y lucen como "simples charcos"; en ese sentido, pudiéramos enfrentarnos a una trampa mortal.
Como buenos conductores hemos aprendido que las "lloviznas" son aún más peligrosas que las fuertes lluvias, ya que no terminan de humedecer el asfalto, causando un efecto resbaladizo. Esta sería nuestra primera señal de alerta, bajar la velocidad, y conducir con extrema precaución, para evitar perder el control del coche, colearnos y trompear, afectando también a otros conductores. En las lloviznas, cualquier resto de aceite se convierte en una trampa, y caer en él implicar perder el control.
Pero si nos enfrentamos a una lluvia extrema, debemos mantener el control del coche, reducir la velocidad, y mantener encendido nuestros limpiaparabrisas en su máxima expresión. Es importante contar con el aire acondicionado, ya que sin él, y con los vidrios arriba, causaremos que se empañe el parabrisas, y en consecuencia, perderemos la visión de todo lo que tenemos por delante. De hecho, una de las recomendaciones más importantes cuando circulamos bajo lluvia extrema es no confiarnos en nada, incluso si nuestro coche tiene neumáticos recién montados o nuevos.
Qué es Aquaplaning
También hay otro factor que pone en riesgo nuestra seguridad en lluvia extrema, y que es considerado un enemigo silencioso e invisible. El Aquaplaning. Se conoce como Aquaplaning al fenómeno físico que hace que cierta cantidad de líquido, en este caso agua, se quede atrapado entre dos superficies. Este efecto produce un desliz, en el cual perdemos el control de nuestro vehículo, ya que éste comienza a patinar. Pudiéramos ilustrarlo como cuando surfeamos en la orilla de la playa; corremos con la tabla, la lanzamos sobre el agua y saltamos sobre ella, logrando deslizarnos. Este efecto es lo que conocemos como el Aquaplaning.
El Aquaplaning es un efecto al cual no debemos menospreciar. Pudiera sonar increíble o fantasioso, pero el efecto Aquaplaning puede levantar el coche, haciéndolo deslizar sobre el asfalto, sin importar su peso. En este sentido, hay diversos factores que pudieran desembocar en Aquaplaning, como por ejemplo, la velocidad con la que circulemos en lluvia, el estado de nuestros amortiguadores y el estado de nuestros neumáticos. Si nuestro coche es muy liviano, corremos el riesgo de caer en Aquaplaning. Debemos observar con detenimiento el desgaste de nuestros neumáticos, mientras mayor sea el desgaste de esas líneas o dibujos en nuestras gomas, mayor probabilidad tendremos de sufrir Aquaplaning.
La revisión de los neumáticos
Los fabricantes más importantes de neumáticos a nivel mundial explican que, mientras la goma se encuentre en sus plenas facultades, será capaz de expulsar o repeler el 80% de agua, pero cuando sufre desgaste, solo expulsará menos del 50%. Dicho esto, la pregunta que sigue es, ¿cómo evitamos el Aquaplaning? La manera de hacerlo es muy sencilla. En principio, revise periódicamente sus neumáticos y amortiguadores, ya que ambos hacen una especie de binomio que depende uno del otro. Debe existir un equilibrio, unos neumáticos nuevos con unos amortiguadores en mal estado no servirían de nada.
Qué hacer en estas circunstancias
Vigile la presión de los neumáticos, y no se descuide. Son muchas las personas que circulan con la presión de aire más baja en sus coches; esto genera un aumento en la banda de rodamiento de la goma, y por ende, reducen los canales para expulsar el agua. Por ello se recomienda que, en tiempo de lluvia, use la presión más alta recomendada por el fabricante, así, gracias a la expulsión adecuada del agua, habrá menos posibilidades de sufrir Aquaplaning. Nunca olvide mantener una velocidad prudente en estas circunstancias, no abuse pensando que sus neumáticos nuevos le darán todo el agarre que usted necesita. Por último, esté atento a su campo de visión, frene a tiempo y esquive charcos y zonas brillantes sobre el asfalto, y encienda sus luces de emergencia para que el resto de conductores le vea.
Recomendaciones finales
Si usted se ve en estas circunstancias, sujete bien el volante, recuerde que el coche tenderá a irse hacia el lado donde haya menos agua. Si va recto, mantenga el volante en esa en esa dirección, si va en curva, manténgalo en ese sentido. Levante el pie del acelerador, y no intente frenar de manera brusca. Si el impacto es inevitable, prepárese para ello, mantenga la cabeza sobre el reposa cabeza, no quite la mirada de enfrente ya que pudiera existir la posibilidad de recuperar el control. Sea prudente en todo momento, recuerde, el principal responsable de su seguridad es usted.
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