Para muchos científicos la especie humana es una de esas interesantes anomalías que presenta el universo dentro de lo poco que se conoce. La naturaleza que posee contempla grandes misterios que aún intentan ser descifrados, seguidos de próximas incógnitas que acabarán como material de estudio. Entre lo complejo y vasto que es la estructura del 'ser' existen características que hacen a cada uno únicos y especiales, y donde se presenta una constelación de ideas que, al materializarse, hacen magia pura dentro del plano terrenal.
La mayoría de lo que actualmente vemos por todo nuestro derredor fue parte de un pequeño pensamiento en el cerebro de algún gran soñador, y su trasfondo tiene una interesante historia que posiblemente pocos sean los afortunados de conocerla.El mundo automotriz es una de esas áreas en donde se pueden encontrar infinidades de anécdotas que para la mayoría resultan un tanto desconocidas. Su entereza incorpora biografías ricas, llenas de lucha, emprendimiento, éxitos y también fracasos, y vienen de la mano de los creadores de quienes son ahora los miembros más poderosos de la industria automotriz; pero saber quiénes son los ilustres tras las marcas de los vehículos que hoy se conocen en el planeta no tiene precio, de hecho, en esta oportunidad analizaremos cómo llegaron a nuestras calles esos coches que hoy nos son tan habituales.
Nicola Romeo, el nacimiento de Alfa Romeo
Se dice que Nicola fue un hombre de gran determinación e intelecto, dedicado principalmente a la ingeniería. Manifestó sus intereses desde muy joven por el universo mecánico y supo emprender buenos proyectos. Entre sus logros se encuentra la fundación de diversas fábricas de maquinaria que lo hicieron emerger desde un punto base. Su entrada triunfal al mundo de los motores llegó en 1915, cuando compró la empresa automovilística ALFA, de la cual sus siglas hacen alusión de "Anonima Lombardo Fabbrica di Automobili". Hay que destacar que sus planes iban más allá de una comercialización simple, siendo su idea lograr transformarla, con varias maniobras, a la producción bélica. Allí entrarían en juego las poderosas máquinas de aire comprimido en cuales impartía su confianza. Las instalaciones de ALFA desviaron su atención y fueron utilizados para la creación de unos 5.000 kg de explosivos introducidos a 52 mt alejados de la luz de la superficie, en un túnel que se hallaba bajo la reconocida montaña Col di Lana. Este fue un evento famoso y formó parte de la Primera Guerra Mundial.
Luego de algún tiempo el propietario decidió modificar el nombre de su empresa y se le ocurrió añadir su apellido a la titulación. A partir de entonces, se dedicó al diseño y la fabricación de automóviles elegantes, y desde entonces la compañía se mantiene en la misma actividad, lanzando coches de gran calidad y cuya fama se ha extendido por el mundo entero.
Lionel Martin y el surgimiento de Aston Martin
Martin, reconocido apellido por su participación fuera de las instalaciones de la industria. Fue un amante de la adrenalina y de las miles de sensaciones que ésta produce. El camino del joven se inició en las carreras, pasión que lo llevaría en 1913 al reconocimiento, al vencer como campeón en un memorable torneo del Reino Unido, conocido como la carrera de montaña, Aston Clinton.
Desde su participación en las carreras, las puertas en el sendero de los motores comenzaron a abrirse, y con ellas, un trecho más claro hacia el éxito. Robert Bamford, su socio de aquél entonces, contribuyó a la par de Lionel con la apertura de su primer taller en 1913 que, aunque era de reducido tamaño, desarrollaría un importante papel en la vida del recordado hombre. Bamford & Martin Ltol fue el nombre con el que consagraron dicha adquisición de donde el mismo año surgió el vehículo que condujo Martin en aquella fecha memorable. Los buenos resultados les generaron tal fama que decidieron cambiar de nombre a la empresa. En este se hace conmemoración a la recordada victoria en honor a la carrera de Aston Clinton, y así fue como se fusionaron los nombres dándose a conocer como Aston Martin.
El comercio de los autos que producían no fue masivo, al contrario, sus prestigiosos modelos eran creados de una manera que podría ser percibida como artesanal; se ponía una atención rigurosa a los detalles y acabados, adentrándose en el mercado comercial mediante pequeñas series.
El agente 007 lo salta a la fama
El giro de 180 grados llegó cuando su nombre saltó a la pantalla grande, convirtiéndose Aston Martin en un símbolo de la elegancia y audacia, gracias a la famosa saga del famoso Agente 007, James Bond.
Walter Owen Bentley
Walter fue un ingeniero inglés devoto a los motores desde temprana edad. Se inició como un simple aprendiz de ingeniero de ferrocarriles, un área que al parecer se alejaba bastante del cauce por donde terminó desembocando su río.
Aunque era el menor de nueve hermanos, su mentalidad era ambiciosa. Sus sueños tuvieron un inicio para comenzar a materializarse, y su comienzo fue junto a su hermano Horace Milner, con quien creó la empresa Bentley and Bentley con planes que se reducían a la comercialización de vehículos propiciados por una firma francesa de nombre Doriot, Flandrin & Parant. En un momento de reflexión, Walter comprendió que debía escalar un peldaño, y decidió poner 'manos a la obra' para sacar a relucir sus habilidades mecánicas con motores creados por él mismo que lograran adaptarse a sus exigencias. Estos propulsores comenzaron a romper esquemas, y adjunto records y carreras que le propiciaron algunos reconocimientos en aquellos años.
Su destreza se fue puliendo con el tiempo, y los límites de Bentley lograron diluirse conforme a la llegada de la Primera Guerra Mundial, cuando tuvo el honor de contribuir en el diseño de motores de aviones para combate, los tan recordados, BR1 (Bentley Rotary 1) y BR2.
Su vida en el automovilismo
Los horizontes de este inglés se ampliaron y esto lo motivó a trabajar arduamente para adentrarse en un nuevo campo del mundo de los motores, en este caso, la velocidad. Arraigado a ese deseo, creó su compañía dedicada a la automoción llamada Bentley Motors. Su aporte fue un diseño que se apoyaba en motores de cuatro cilindros y un chasis robusto, a quien bautizó como el Bentley 3 Litros, el cual mostró buen desempeño al tornarse campeón en las 24 horas de Le Mans en 1924. Hubo otros modelos con los que obtuvo triunfos sucesivos en esta prueba, en conjunto de su equipo de corredores, quienes lograron romper una cantidad considerable de records firmando como los "Bentley Boys".
Los triunfos, las invenciones y las actualizaciones creadas por este emblemático personaje del mundo automotriz se hicieron agua en el momento que la pesada crisis de 1929 llegó a desestabilizar la armonía de grandes y pequeños comerciantes, reduciendo las ganancias a tal punto en donde la situación logró arrastrar a la venta lo que significó lucha y sacrificio por años, su empresa. La venta se concretó en 1931, con quienes serían los rivales de esta marca, Rolls-Royce.
Sin embargo, El ingeniero siguió aferrado a sus ideales pero en 1935 se clausuró su tan amado departamento de carreras donde se alojaba su más grande pasión.
Aun lo recuerdan en Bentley
Su ingenio, creación, dedicación y legado debe ser reconocido con méritos y en la actualidad Bentley lo tiene muy presente, por lo que sigue colocando en cada una de las matriculas presentadas a los medios, las iniciales de su nombre "WOB".
Ettore Arco Isidoro Bugatti
Ettore nació en Milán, Italia. Creció rodeado por uno de los estímulos más placenteros ante la percepción humana, el arte. Su familia estuvo conformada por reconocidos artistas y sus dotes no parecen haber saltado su generación, ya que la mayoría de sus creaciones eran obras maestras en su máxima expresión.
Afamado piloto de carreras
Ettore comenzó a hacerse notar a causa de sus grandes actuaciones en el automovilismo mundial, pero su más grande hazaña, fue la conquista del Gran Premio de Mónaco con un modelo llamado Tipo 35. Desde entonces la firma se labró un nombre apoyada en audacia y excentricidades que, de vez en cuando, dejaba sin palabras a cuanto espectador se topase. Un ejemplo de ello lo encontramos en el emblemático Bugatti Royale, a quien también se le denomina entre las masas, Bugatti Gold. Hay que resaltar que Bugatti puso al ruedo de los años veinte la confección de uno de los coches de mayor lujo y tamaño en toda la historia, que incluía, en el cuerpo del equipo, numerosas partes hechas en oro. Sin lugar a dudas fue una hazaña que logró desorientar y deslumbrar a todos al mismo tiempo.
Perdieron el control pero su legado sigue
Las épocas de luz se transformaron en frías tinieblas para la familia Bugatti, quienes al quebrar, como un efecto colateral de la Segunda Guerra Mundial, tuvieron que vender el control de su compañía en 1947. A pesar de todo, los afamados coches bajo la marca se mantienen, y son reconocidos en el mundo como vehículos exclusivos y lujosos, inclinados a los gustos más exigentes.
En conclusión, los muros de las fábricas donde se confeccionan los mejores vehículos del mundo están formados por historias como estas; personas perseverantes e ingeniosas, con grandes sueños lograron lo que hoy podemos observar en nuestras calles y avenidas. Su gran dedicación y el aporte para con el sector automotriz merecen ser recordadas por las generaciones de nuestros días.
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