Pese a que a Jack Cottle le pareció muy gracioso en su momento, fue toda una temeridad, poniendo en peligro no solo a los ocupantes del coche (su novia, propietaria del Volkswagen Polo y un amigo), sino a los pilotos profesionales que en ese momento disputaban la prueba.
Actos premeditados e inexcusables
Este caso se llevó a los tribunales británicos, y en el mes de octubre Jack Cottle fue llamado a declarar, donde se auto inculpó de causar alteración pública. Ayer lunes, el juez del tribunal de Maidstone encargado de la causa dictaminó sentencia, y condenó al acusado a ocho meses de cárcel, ya que considera que Cottle puso muchas vidas en peligro, además de calificar sus actos de "premeditados" e "inexcusables".
El joven de 22 años deberá pasar por la cárcel por su forma de gastar bromas, ¿habrá aprendido la lección? Esperemos que al menos esto le sirva para escarmentar, y se evite así que más personas intenten seguir su ejemplo.
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