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Conducimos el último deportivo puro, el Nissan 370Z Nismo (II)

Analizamos la mecánica, prestaciones y el comportamiento del Nissan 370Z Nismo 2016.

José María García

30 mayo 2016 21:10

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Conducimos el último deportivo puro, el Nissan 370Z Nismo (II)

Después de conocer el diseño exterior, el equipamiento, los espectaculares asientos Recaro o la habitabilidad del Nissan 370Z Nismo 2016 llega el momento de arrancar a la bestia y a su impresionante motor V6 atmosférico asociado a un cambio manual corto, precioso y duro. Este Nismo, al igual que el resto de modelos bajo este ilustre apellido, exige manos y ganas para ser conducido y es que no estamos ante el típico automóvil de hoy en día con mucha potencia y sencillo de conducir, este es un deportivo puro, de los de la vieja escuela.

Para ponernos en situación, el Nissan 370Z Nismo hace gala de un propulsor gasolina de aspiración con 3,7 Litros de cubicaje, inyección indirecta de carburante, una relación de compresión de 11,0 a 1 y una potencia máxima de 344 CV entregados a un régimen de 7.400 rpm. El par motor queda cifrado en 371 Nm a 5.200 rpm mientras que el corte de inyección llega pasadas las 8.000 vueltas. El diámetro del pistón es de 95,5 mm y la carrera del cilindro de 86,0 mm, por lo que estamos ante un propulsor de carrera corta al que le gusta ir bien alto de revoluciones para mostrar todo su potencial mientras que cada culata cuenta con dos árboles de levas y cuatro válvulas por cilindro.

La caja de cambios, manual de seis relaciones, se encuentra localizada junto al motor V6 y envía la potencia al eje trasero gracias a un diferencial autoblocante mecánico. La transmisión dispone de un modo de funcionamiento Sport que realiza el conocido "punta-tacón", elevando automáticamente el régimen del motor al engranar una marcha más corta para eliminar la retención que se suele producir al levantar el pie del embrague de forma repentina y más en uno con este tamaño. También reduce el trabajo y esfuerzo con el pie izquierdo, principalmente en ciudad. Las relaciones de cambio, tal y como se puede esperar de un deportivo, es cerrada, con un desarrollo de 45,6 Km/h cada 1.000 rpm en sexta velocidad.

Conducimos el último deportivo puro, el Nissan 370Z Nismo (II)

El peso final homologado queda cifrado en 1.610 Kg lo que permite al Nissan 370Z Nismo acelerar desde parado hasta 100 Km/h en 5,2 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 Km/h. Con un depósito de 72 Litros, el cual necesita beber gasolina de 98 Octanos, nuestro protagonista tiene una autonomía media estimada de 500 Km, aunque en este automóvil varia mucho en función de su uso. En ciudad, realizando una conducción normal, el consumo de carburante se encuentra entre los 14 y 17 Litros/100 Km mientras que en autopista/autovía, manteniendo un crucero de 120 Km/h, el Nismo ronda los 10-11 Litros/100 Km.

Las suspensiones, tanto del eje delantero como del posterior, están compuestas por un sistema de paralelogramo deformable y respecto a la versión Nismo de 2013, el 2015 es ligeramente más blando, necesario para poder circular a diario por las carreteras españolas. El equipo de frenos, compuesto por discos ventilados delante (355 mm) y detrás (350 mm) acompañan a las llantas forjadas de 19 pulgadas con unas medidas de 245/40 R19 en el eje anterior y 285/35 R19 en las ruedas posteriores. La asistencia de la dirección es a través de un sistema hidráulico y no eléctrico como viene siendo habitual en los últimos años en prácticamente todos los vehículos del mercado.

Comportamiento

Las primeras sensaciones cuando me puse al volante del Nissan 370Z Nismo 2015 son de estar ante un vehículo gordo. Los asientos Recaro recogen a la perfección tu cuerpo y no permiten que te muevas por muchas fuerzas "G" que intentes generar en una curva. El tacto de la dirección, de la palanca de cambios y del embrague es duro, nada que ver con el SUV automático del que me acababa de bajar.

Conducimos el último deportivo puro, el Nissan 370Z Nismo (II)

El punto de fricción del embrague se encuentra en su parte final y el tacto del mismo es duro, siendo necesario realizar fuerza para usarlo. Sin embargo, al igual que la dirección, transmite muchísima información al conductor, imprescindible cuando buscamos hacer una salida rápida o un derrape. La palanca de cambios, de recorridos cortos, al igual que el resto de elementos de este vehículo es también dura a la vez que rápida mientras que el equipo de frenos es correcto aunque no sobresaliente para detener los más de 1.600 Kg de este deportivo.

Arrancamos el motor con el botón que se sitúa a la derecha del volante y un tímido rugido emitido por los tubos de escape nos da la bienvenida. Engrano primera, suelto el freno de mano y jugando con el acelerador suavemente salimos del garaje. El motor tiene respuesta en todo el régimen de revoluciones y en cualquiera de las marchas que llevemos engranda, ventajas de llevar un atmosférico bajo el capó. Entre 1.000 y 3.000 rpm el V6 de 3,7 Litros empuja pero sin sobresaltos ni un sonido elevado. De hecho, en carretera, a 120 Km/h el motor pasa completamente desapercibido, algo que cambia al superar la barrera de las 4.000 revoluciones, momento donde los seis cilindros comienzan a gritar, mostrando su otra cara, la más deportiva, siendo por encima de las 6.000 vueltas cuando este propulsor japonés da lo mejor de si mismo.

En primera y segunda, que son las dos únicas marchas que podemos exprimir al máximo legalmente en España, la aceleración es muy intensa, obligando a trabajar a las ayudas electrónicas para tener bien atada la parte trasera del Nismo 370Z. En una carretera de curvas, lo bien puesto a punto que está el chasis nos permitirá enlazar curva tras curva a velocidades muy elevadas, con algunas derrapadas sueltas, a veces ocasionadas y otras que llegan por excederse con el pedal del acelerador en una salida.

Conducimos el último deportivo puro, el Nissan 370Z Nismo (II)

El puesto de conducción tan bajo de este 370Z Nismo obliga a tener aun un mayor cuidado con este vehículo y es que en ciudad se nota ancho y bajo. La altura libre al suelo es sencillamente perfecta. No roza con ningún badén o imperfección de la carretera y encima ofrece un diseño agresivo al conjunto. La visibilidad es correcta pero el final del morro, especialmente largo en este modelo, es difícil de ver desde el asiento del conductor en su posición más baja.

Las suspensiones, aunque rígidas, no me han parecido incómodas. Las grietas, baches o demás problemas de la carretera se sienten en mayor medida que en una berlina pero no resuelta poco confortable para los ocupantes y es que una de las mayores virtudes de este coche es la capacidad de informar del estado de los neumáticos o la adherencia de los mismos al conductor. Es un vehículo con el que es sencillo hacer deslizar el eje trasero, principalmente si conducimos con el control de tracción desconectado, algo que solo recomiendo si se pose dotes elevadas de conducción.

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