Hasta hace unos años el control estabilidad ha sido un extra utilizado por las marcas para distinguir sus modelos de los de la competencia, incluso entre los suyos propios haciendo de este dispositivo un valor añadido que daba un plus al conjunto de elementos de seguridad integral.
Poco a poco el pocas veces llamado por su nombre original, el germano Elektronisches Stabilitätsprogramm y traducido como Programa Electrónico de Estabilidad y utilizado más comunmente mediante su abreviatura de ESP, que fue desarrollado conjuntamente entre el fabricante Bosch y Mercedes-Benz a mediados de los 90, se ha visto generalizado tanto que desde el día 1 de noviembre será obligatorio que este dispositivo de seguridad activa esté integrado de serie en todos los turismos y vehículos industriales ligeros que se fabriquen en cualquier país de la Unión Europea.
Los datos
Esta decisión viene amparada tras el estudio de los datos recogidos tras el análisis de los accidentes de tráfico que demuestran que los sistemas de control de estabilidad reducen el número de accidentes graves hasta en un 50% y evitan hasta el 80% de los accidentes por derrapaje.
Esta es una de esas medidas de las que debemos congratularnos ya que no todo es exprimir al usuario del vehículo sino protegerlo de forma activa y pasiva obligando a los fabricantes automovilísticos a poner todo de su parte para hacer más seguros a sus vehículos y proteger al máximo a sus ocupantes.
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