Lo que nos depara el nuevo Toyota Supra

Con la confirmación del paso a producción del FT-1 se cierra un capítulo de 12 años de espera el sucesor de uno de los deportivos japoneses más deseados. El Toyota Supra, uno de los coupés de referencia en su segmento y base para numerosas transformaciones y vehículos de competición ha sido esperado como ningún otro modelo durante estos años, generando ríos de tinta cada vez que la marca dejaba vislumbrar cualquier tipo de desarrollo de un vehículo de esas características.

La última crisis mundial provocó que el proyecto de su sucesor fuese aparcado, pero tras varios años de rumores y expectativas, tenemos el regreso de Toyota al segmento, con un modelo basado en el concept FT-1, cuya denominación significa Future Toyota y que fue presentado el pasado mes de enero, durante el salón de Detroit 2014.

Características sin confirmar

Lo que debemos esperar del sucesor espiritual del Supra, que en principio debería estar en las calles hacia el 2016, es que será un modelo que deberá representar el pináculo de la deportividad y tecnología de la marca, Lexus aparte, aunque todavía esta por anunciar el tratamiento que la firma nipona dará a la nueva división deportiva encargada del desarrollo de los deportivos de la firma, por lo que no sabemos si se comercializarán finalmente bajo una sub-marca para diferenciar los productos de esta nueva división.

Los informes apuntan a que el nuevo deportivo podría montar el motor de 4 cilindros de 2.0 litros turboalimentado recién anunciado y que compartirá con el nuevo crossover compacto Lexus NX, con una potencia que podría rondar los 240 CV montado en el SUV y que instalado en el vano motor del nuevo Supra bien pudiera llegar a los 300 caballos. Este motor no tendría, en principio ningún tipo de sistema híbrido de apoyo, como sería el caso del otro motor que se se le supone al nuevo deportivo, un V6 de 2.5 litros híbrido, también sobrealimentado, que ofrecería una potencia combinada en torno a los 400 CV.

Ya en la presentación del FT-1 la marca, curiosamente, no ofreció detalles de la motorización que impulsaba al prototipo, limitándose a declarar que la base motriz disponía tan solo de un motor de combustión delantero con propulsión trasera, la configuración clásica de un deportivo tradicional, carente de tecnologías como células de combustible o mecánicas híbridas con motores eléctricos de apoyo, lo que no significa que la variante final no cuente con alguna versión de estas características.

En el segmento quedaría encuadrado por potencia y precio, se estiman unos 100.000 dólares para la versión destinada al mercado norteamericano, junto a vehículos de la talla del futuro Honda NSX, que se encuentra ya en la última fase de su desarrollo y que en breve pasará a ser comercializado así como toda una corte de modelos entre los 300 y 500 CV que pueblan hoy los concesionarios, como las versiones menos potentes de 911 o la versión atmosférica del Corvette C7.

Lo que sí es seguro es la expectación que levantará durante los próximos dos años, en los que estaremos atentos a las noticias de la evolución del proyecto, en su paso a modelo de producción en la que más que probablemente perderá parte o la totalidad de las cósmicas formas de su irreal silueta, para dar paso a unas formas de carrocería más acordes con un modelo de producción.