La idea se presentaba en un entorno enormemente favorable, aunque quizás debamos analizarla con algo más de detenimiento, en lugar de lanzarla tan alegremente como hizo Seguí. Quizás sea necesario mirar las cifras de otra forma, y pararse a analizar con detenimiento los motivos de la mortalidad juvenil en los accidentes de tráfico.
Aumentar la edad mínima para conducir a 20 ó 21 años, por poner un ejemplo, no solucionaría el problema, simplemente lo pospondría, puesto que se trata de un tema de inexperiencia, más que otra cosa.
Buscar otras soluciones
Pero no hay que quedarse en simples palabras, y hay que mirar un punto más allá. A nivel personal, siempre me ha parecido muy adecuada la normativa del carnet de motos, según la cual alguien que acaba de sacarse el carnet no puede conducir una moto de alta cilindrada.
Un sistema como este podría trasladarse fácilmente a los coches, puesto que no es normal que un conductor novel se ponga a los mandos de un coche con 150, o 200 caballos como si se tratase de algo completamente normal.
Muchos me dirán que eso obligará a las familias a comprar un coche para el conductor novel, pero con la configuración actual de los vehículos, será muy sencillo limitar los coches electrónicamente, y mediante cualquier sistema de los que ya existen en el mercado, identificar al conductor, y configurar el vehículo como sea necesario, algo que podría adaptarse también al parque automotriz existente.
Tampoco sería descabellado pensar en una formación en la que se enseñase a los conductores a respetar al resto de los vehículos con los que deben convivir en la carretera, y, por supuesto, a reaccionar ante situaciones adversas, frenadas de emergencia, derrapajes inesperados, y a conducir en lluvia, algo que en estos momentos es una simple cuestión de suerte.
En cualquier caso, lo mejor será no adelantar acontecimientos, y esperar para ver como se desarrollan los acontecimientos. Quizás hayamos asistido a un acto más impulsivo, debido a la situación en la que se produjeron las palabras, en un acto muy sensible a estas palabras, que a una idea real que se pueda llevar a cabo en un futuro.
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