Los cambios principales de la nueva berlina de Dodge se centran en el frontal y la zaga, donde encontramos básicamente un modelo nuevo, empezando con unos grupos ópticos os de nueva factura, que abandonan los dobles faros redondos en favor de unos grupos ópticos que incluyen todas las funciones de iluminación y de paso modernizando la cara del modelo.
El resto del frontal adquiere el mismo tratamiento, con un nuevo paragolpes delantero de aspecto más redondeado y una calandra que continúa la línea de los faros, que mantiene la imagen de las parrillas de la marca, con una gran cruz central, totalmente negra.
Polémica zaga
La zona trasera también recibe el nuevo tratamiento, siendo esta la parta más polémica del modelo, ya que adquiere básicamente la misma trasera del Dart, modelo de un segmento inferior del que toma los grupos ópticos traseros, con su particular forma envolvente ocupando todo el ancho de la zaga. Salvando el hueco destinado a la placa de matrícula, el resto de la zona trasera resulta un clon del compacto Dart, formas del paragolpes trasero incluidas.
Viéndolo de perfil, el nuevo Dodge apenas manifiesta haber recibido cambio alguno con respecto a la generación saliente, aunque la marca afirma que muchos de los paneles de la carrocería, así como las puertas son nuevos.
Mantiene el motor de 5.7 litros HEMI V8 con 370 caballos de fuerza, asociado a una nueva transmisión de 8 velocidades, por supuesto automática, y añade un nuevo bloque de 3.6 litros Pentastar V6 de 292 CV.
Según versiones habrá disponible modelos de tracción integral, concretamente en los niveles de acabado SE y SXT. Dodge comenzará su producción a finales de año, mientras que las primeras entregas del Charger 2015 serán a continuación.
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