A pesar de los años que ya lleva en el mercado, fue presentado en 2008, el KTM X BOW no parece adolecer del paso del tiempo. A pesar de sus extrañas formas, sigue resultándonos tan deportivo visualmente como el primer día, a pesar de que al estar en su presencia sigue resultando llamativo su volumen real.
El pequeño roadster de KTM es muy pequeño y por supuesto tan bajo como sugieren sus imágenes, aunque la zona de los arcos antivuelco parece estar más alta de lo que parece en fotografía.
Diseñado conjuntamente con Audi, Dallara y diseñado por la compañía de consultoría de diseño Kiska, el X BOW no solo es el único automóvil fabricado por KTM, también es uno de los pocos modelos completamente abiertos del mercado, en un nicho poco poblado, el de las barquetas homologadas para circular por carretera.
Técnica
En teoría su hábitat es el circuito, por lo que es habitual encontrarse ejemplares de este deportivo en jornadas de track day por todo el planeta.
Al contrario de lo que se pueda pensar, su motor no procede del catálogo del fabricante austríaco de motocicletas, sino de Volkswagen. Derivado del que emplean algunos modelos del Grupo VAG, el 4 cilindros turbo de 2.0 litros dispone de hasta 285 caballos en la versión más alta, el X BOW R, acoplado a una transmisión manual de seis relaciones, también procedente de Volkswagen.
Sus prestaciones son de infarto, su escaso peso, inferior a 900 kilos en su última versión, le permite alcanzar los 100 km/h en unos escasos 3,9 segundos, curiosamente con un comedido consumo medio de solo 7,2 l/100 km.
Realizado en fibra de carbono al completo, pocos modelos del mercado podían presumir en su momento de esta característica. Para lo cual KTM contó con la experimentada compañía Dallara, fabricante de monoplazas y ex-fabricante de Formula 1.
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