Junto a Pontiac cayeron Hummer y SAAB, pero si había una marca con peso histórico dentro del grupo estadounidense esa era Pontiac, que aunque siempre estuvo a la sombra de Chevrolet, la firma de mayor cifra de ventas de GM, lo cierto es que Pontiac durante décadas siguió su propio camino, en muchas ocasiones vetada para no pisar el terreno de Chevrolet, como cuando sin querer desarrollaron el Pontiac Banshee, que nacido como rival para el Mustang terminó siendo el Chevrolet Corvette C3, o cuando crearon el considerado primer muscle-car de la historia, el Pontiac GTO.
La triste realidad es que las últimas décadas de la marca fueron bastante grises, empleando sobremanera plataformas del grupo y modelos remarcados, despojados del verdadero espíritu de la marca, basado en la deportividad y la competición. Pero antes de eso crearon algunos de los modelos americanos más míticos, como el mencionado GTO o el Firebird.
De este último existieron 4 generaciones, nacido originalmente en los sesenta como pony-car compartiendo plataforma con el Camaro de Chevrolet, modelo deportivo de corte económico, fue un éxito de ventas en sus primeros años en el mercado, pero como a todos los modelos americanos de los setenta, la crisis del petroleo los convirtió en enormes y desfasados vehículos aptos solo para unos pocos, no para el público general, que comenzó a ver esos pequeños coches que venían de Japón, asequibles de adquirir y mantener y muy eficientes en temas de consumo.
Pontiac Firebird Trans Am segunda generación
El modelo que ilustra este artículo se corresponde con el último facelift del Firebird de segunda generación, lanzado en los tres últimos años que estuvo en el mercado, en sustitución del Firebird que popualrizó Burt Reynolds en la cinta 'Los Caraduras', añadiendo el frontal con los cuatro faros de formas cuadradas embutidos en el morro, pero manteniendo en gran medida la carrocería original.
Lanzado al mercado en 1978, se mantuvo con este diseño hasta 1981 cuando fue presentada la segunda generación del Firebird, con la carrocería que popularizó la serie 'El Coche Fantástico' a principios de los ochenta. La segunda generación del Firebird dispuso de 3 diseños distintos, de los cuales este fue el último en nacer, y en los 11 años que duró en el mercado dispuso de hasta una docena larga de versiones diferentes, de las cuales la Trans Am fue una de las más populares.
Si por un lado compartía plataforma con el Camaro, las plantas motrices eran todas del catálogo de Pontiac. En su última iteración contó con cuatro versiones de motor, todas V8 de entre 4.3 y 5.0 litros de cilindrada, atmosféricas y sobrealimentadas, que en el mayor de los casos rondaban los 220 caballos, frente a los 500 de las versiones de principios de los setenta. con transmisiones de 3 velocidades manual y automática y otra caja manual de 4 relaciones.
Tecnológicamente, incluso en su época, era un dinosaurio. Modelos coetáneos como el Ferrari 308 GTB o el Jaguar XJS ya disponían de más de 200 caballos con motores de menor cilindrada y mejores prestaciones, además de un menor consumo.
Pero el cliente del Firebird no miraba las especificaciones, buscaba esa mastodóntica figura y que dispusiera de un gran V8 voluntarioso desde bajo régimen bajo el capó delantero. Aunque hoy lo veamos como simple postureo, lo cierto es que era como se hacían las cosas en aquel mercado hasta no hace tanto tiempo. Como muestra, las imágenes de este fantástico ejemplar en la galería adjunta.
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