El Golf es el compacto de referencia en el segmento más competido del mercado más exigente, el europeo. Por lo que las claves de su éxito es asignatura obligada para todas aquellas marcas que quieren conseguir un pedazo del pastel que año tras año, se come el Volkswagen más popular y clave del éxito de la compañía.
En países como el nuestro, la firma Volkswagen disfruta de un aura premium que en otros mercados no tiene, y en gran parte eso es debido al buen resultado que ha dado el Golf, en todas sus generaciones.
Este fin de semana ha marcado el aniversario de las cuatro décadas que lleva en producción el Golf, con siete generaciones a la espalda, cada una reinando en su época concreta.
Analizamos por tanto, no ya los ingredientes al completo de la receta mágica que Volkswagen ha insuflado desde el comienzo de la vida del compacto, pero sí la evolución en su diseño. Que no es otra cosa que la característica más palpable de cualquier modelo.
Siete generaciones
Si algo caracteriza al Golf es una estética continuista y conservadora. En Volkswagen, seguros y cuidadosos del éxito y la importancia que tiene el Golf para la empresa, han mimado con sumo cuidado cada uno de los cambios que han implementado al modelo en los últimos cuarenta años, por lo que los cambios radicales y salirse de la herencia del modelo no ha estado nunca en la hoja de ruta de ingenieros y diseñadores.
A pesar de que, generalmente, el frontal es considerado el rostro de cualquier vehículo, por aquello de que nuestra percepción tiende a asociar imágenes para ordenar nuestros estímulos visuales, lo cierto es que el rasgo más característico del Golf es su montante trasero.
Generación tras generación, los diseñadores han tenido muy en cuenta que el grueso montante C es la seña de identidad del Golf, y no solo ya por crear imagen de marca, como el famoso pliegue Hofmeister de las ventanillas traseras de todo BMW, sino por la fuerza que emana el grueso pilar, aportando imagen de robustez, algo impagable en cualquier vehículo.
La línea al completo, de dos volúmenes muy marcados con una trasera bastante vertical, rezuma fortaleza, y con el paso de cada generación, Volkswagen ha reforzado esa imagen, no retocando en exceso su perfil, para hacerlo inconfundible sea de la generación que sea.
El frontal, desde el primer momento, ha dispuesto doble faro en las versiones más potentes, como en el caso del célebre GTI, e incluso desde la época en la que los grupos ópticos comenzaron a agruparse en un solo bloque, el interior ha sido dispuesto para evocar esa sensación de doble faro, otra seña de identidad característica del Golf.
GTI
En el caso del GTI, la herencia del primer modelo se sigue percibiendo en numerosos detalles, como la línea roja que enmarca toda la carrocería y que nace en el frontal. Pasados ya los años en que ese tipo de detalles eran de uso habitual, en Volkswagen se las han ingeniado para contar con ella en cada generación del compacto deportivo.
Otro detalle característico del GTI es la tapicería estampada con el tartan escocés, que delata a un primer vistazo la versión GTI de cualquier año.
Por tanto tenemos un guión mas simple de analizar de lo que pudiera parecer en un principio, en la firma germana se han limitado a preservar aquellos detalles característicos del modelo, adaptándolos a los nuevos diseños de cada generación. Pero sin olvidar la innovación y carga tecnológica de un modelo que se ha caracterizado por ser generalmente la referencia tecnológica del segmento.
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