En el mundo del automóvil hay ciertas marcas que son algo más que fabricantes de coches, son historia y leyenda. La marca más mítica de todas es Ferrari, una auténtica fábrica de sueños, que ha levantado pasiones en miles de personas desde sus comienzos.
Todo empezó con Enzo Ferrari, el fundador de Ferrari. En 1898, cuando el automóvil daba sus primeros pasos, nació en la ciudad italiana de Módena
Tras algunas disputas con Alfa Romeo, Enzo creó su propia escudería: Auto Avio Construzione, el acuerdo de despido con Alfa le impedía utilizar su nombre en un coche durante cuatro años. En 1940 dos coches de coches de este equipo participaron en la mítica Mille Miglia. Después vino la Segunda Guerra Mundial, y en 1946, con la paz restablecida volvió la actividad, Ferrari empezó a construir sus propios coches, estableciendo su sede en Maranello.La leyenda acababa de nacer.
Coches de calle para financiar las carreras
El nombre de Ferrari va muy ligado a la competición, de hecho los coches de calle nacieron porque Enzo conseguía con ellos el dinero para financiar las carreras. Los primeros coches de la marca se hicieron para competir, es el caso del primer modelo, el 125 de 1947, que ganó su segunda carrera, tenía un motor de doce cilindros y una capacidad de 1,5 litros. Su sucesor también nació con la finalidad de competir, el 166, ganador de las 24 Horas de Le Mans en 1949, que por supuesto también llevaba un V12, fue calificado entonces como "el coche deportivo con motor atmosférico más avanzado actualmente en el mundo". Los comienzos para los coches de carretera fueron algo complejos. Ferrari construía sólo el chasis y el motor, mientras que los carroceros italianos, como Vignale o Pininfarina, se encargaban de las carrocerías. Todo el trabajo era artesanal, de manera que no había dos modelos iguales. Los éxitos cosechados en las carreras fueron el escaparate perfecto para los coches de calle, que a pesar de ser caros, se convirtieron en objetos de deseo para los amantes de los deportivos.
El 166MM, era un coche de carreras para clientes. Su hermano, el 166 Inter, con carrocería cerrada fue el primer coche de Ferrari que se produjo en serie, y estaba destinado para usarse en la calle, aunque también se utilizó para competir. Estos coches ya alcanzaban los 180 y 220 km/h respectivamente, una cifra nada despreciable para finales de los años cuarenta.
Tras los años iniciales, Ferrari no sólo se convirtió en una potencia internacional en la competición automovilística, sino también en uno de los fabricantes más famosos de coches deportivos. Así, a medida que avanzaba la década de los cincuenta, también evolucionaba el diseño de la marca. Cada nuevo coche tenía más potencia, y eso se traducía en un mayor número de clientes, y a su vez, en una mayor variedad de modelos.
Los coches de calle cada vez se diferenciaban más de los de competición, aunque no lo hacían tanto en los motores. La filosofía de Enzo era conservadora, se centraba en los motores dejando de lado otros aspectos, sus coches eran poco innovadores, pero muy efectivos. A los primeros modelos les siguieron otros como los 195 o 212, hasta que llegó la familia de los 250, los coches que forjaron la leyenda.
En la segunda parte hablaremos de la historia de Ferrari desde los años 60 hasta hoy en día, haciendo un repaso de sus modelos más míticos.
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