Aún en modo conceptual, no deberíamos verlo en los concesionarios antes del año que viene, el nuevo Ford GT recupera para la marca del óvalo el halo de gloria que supuso el Ford GT40 original, creado no para competir, sino para ganar en Le Mans en la década de los sesenta, historia ampliamente conocida.
Pero esta nueva iteración de las célebres siglas no suponen la continuación del modelo nacido hace ahora diez años, auténtico homenaje retro al GT40 original, sino la absolutamente diferente interpretación del concepto deportivo que suponía el GT40 en su momento.
Técnica
En esta ocasión, Ford ha tomado el camino contrario al empleado en 2005, realizando un deportivo con las más altas tecnologías, construyendo el vehículo en torno a una célula central de fibra de carbono, de la que nacen dos subchasis de aluminio, la formula más exquisita existente hoy día.
No hay demasiados detalles confirmados aún, pero lo más llamativo es la elección del motor, en lugar de contar con la eterna arquitectura de ocho cilindros en V, la marca del óvalo ha empleado un V6 de 3.5 litros y doble turbo EcoBoost V6. Bastante más pequeño que el V8 de 5.4 litros empleado hace diez años.
La potencia declarada, pero no concretada pasa de los 550 CV del modelo anterior a más de 600, lo que unido a un más que probable menor peso significa que lanzará al nuevo GT a unas mejoradas prestaciones. Además de un consumo más que probablemente más bajo, normativas de emisiones mandan.
Tales especificaciones ya tienen detractores en los Estados Unidos, mercado conservador como pocos, pero entre las intenciones no declaradas de Ford no está triunfar exclusivamente en América con este modelo, sino en el resto de los mercados.
Y tal y como ha mutado el Mustang en su sexta generación, pensando en un público más global al contar con un 4 cilindros EcoBoost y un tren trasero multibrazo, el nuevo GT, nacerá para entrar de lleno en liza con los superdeportivos de las marcas históricas del segmento.
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