La moraleja es simple. Una vez puesto al volante cada instante que separamos la vista de la circulación o cada vez que soltamos las manos del volante son metros y metros sin control real sobre el vehículo, una masa de entre 1.000 y 2.000 kilos de metal que en caso de accidente multiplica ese peso por la velocidad a la que se encuentra en el momento del impacto.
Por lo que evitar cualquier tipo de distracción a los mandos del vehículo es perentorio, como el caso del suceso recogido por el vídeo que encontramos adjunto en el que no solo no se presta nada de atención a lo que sucede frente al vehículo, sino que además se suelta durante unos cuantos segundos el volante al mismo tiempo. ¿El resultado? El único posible.Trending topic
El vídeo de estas dos amigas es simple y llanamente absurdo, la actitud de ambas, no solo de la que está situada en el puesto de conducción, es como poco peligrosa e inconsciente, por el único y banal motivo de cantar una canción, que adornaron con coreografía incluida. Ambas terminaron en el hospital, afortunadamente con heridas de pocas consideración. Pero dejaron para el recuerdo este estupendo documento gráfico de lo que no se puede ni debe hacer nunca.
Artículos recomendados