Los ingenieros, que han sido incentivados por la empresa para poder dar toda la información referente al escándalo en una investigación interna, bajo promesa de no ser despedidos ni demandados en un futuro, han revelado los entresijos de dichas manipulaciones así como las motivaciones para ello, los objetivos de rendimiento y costos difíciles de obtener en el tiempo precisado.
Trampas
Entre los trucos o trampas empleados para manipular los resultados de emisiones de CO2 y por tanto consumos estaban elevar la presión de inflado de los neumáticos y añadir diésel al sistema de lubricación, para que combinado con el aceite permitiera al motor reducir fricciones internas. Soluciones poco recomendables a corto, medio y largo plazo, aunque por lo que se ve bastante resolutivas ante un control de rendimiento del motor y sus emisiones.
Según el mismo diario, si bien los ingenieros no se han pronunciado al respecto, una fuente familiar cercana a uno de estos ingenieros ha sido la que ha ofrecido la información.
Winterkorn anunció en 2012 que pretendían reducir hasta un 30 por ciento las emisiones de sus vehículos de cara a 2015, algo que por lo visto, nadie tuvo valor de advertir la dificultad de conseguirlo a Winterkorn.
Desde 2013 hasta la primavera de este año fueron empleados estos métodos, de los cuales en teoría salieron los cerca de 800.000 vehículos vendidos en Europa afectados por este engaño, y de los que tocará devolver a la compañía los millones de euros no pagados en relación a las emisiones de CO2 verdaderas de los automóviles a los distintos estados de la Comunidad Europea, entre ellos España.
Este lunes 9 de noviembre, se reunirá el consejo de vigilancia del Grupo VAG, en el que en teoría se debería discutir el verdadero alcance de las consecuencias económicas de la polémica.
Fuente: Bild am Sonntag vía AutomotiveNews
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