El circuito del Jarama dio lugar para bastante, aparte del mundo de las dos ruedas y del automovilismo deportivo, pudimos encontrar multitud de clásicos y modelos geniales que de otra manera no habríamos tenido la ocasión de ver reunidos en un mismo lugar, como la el Pontiac Trans Am recarrozado como KITT que encabeza este artículo.
Los preparativos de la organización incluyeron actividades y exhibiciones como la del cuerpo de bomberos con vehículos de época o las actividades circenses para los más pequeños, diversos números musicales amenizaron todo el fin de semana en el paddock, doble de Michael Jackson incluido.
Interesante también la exposición de vehículos militares de la Segunda Guerra Mundial, excelentes modelos muy bien conservados y funcionales del ejercito alemán de la época. También de esta temática había un caza Phantom, cuyo cockpit era accesible para poder estudiar su técnica cabina de mandos.
Avistamientos
Pero no todo eran modelos clásicos o de época, también diversos stands mostraban algunas grandes creaciones actuales, como el del Ascari Resort, que aparte de mostrar el increíble Ford GT40 disponía del actual A10, el modelo propio de la compañía creadora de las instalaciones de Ronda.
También pudimos contemplar por vez primera el nuevo 4C de Alfa, que se encontraba en el stand que la propia marca dispuso en el paddock. Totalmente accesible por los cuatro costados el nuevo deportivo de motor central italiano sorprende por sus volúmenes compactos y contundentes, así como por las polémicas tapas de las ópticas delanteras, más agraciadas estéticamente al natural.
Así mismo, en los aledaños del circuito se podían encontrar grandes piezas llevadas por los asistentes y el público del evento como una de las primeras unidades del nuevo Porsche 911 Targa llegadas a nuestros país, o grandes modelos como un excelente ejemplar del Ford Escort Cosworth, por el que parecía que no habían pasado los kilómetros o un más reciente Mercedes Benz A45 AMG.
Todo esto en un marco incomparable como es el mítico trazado del Jarama, en un ambiente muy festivo y distendido que invitaba a dejarse caer por todos los rincones del circuito para observar de primera mano y muy cercanamente todas las joyas allí reunidas.
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