En la actualidad esta firma tiene en el mercado algunos de los modelos más vanguardistas en cuanto a diseño, tecnología y prestaciones, de hecho, ha logrado hacerse de un gran público que guarda una leal preferencia por sus coches ya que en gran parte cumplen con todas sus expectativas; pero no siempre fue así, ya que hace algunos años a Volvo le costaba muchísimo arriesgarse por modelos que no estuviesen dentro que lo ellos quizás llamaban su estándar.
En la década de los años 70 la empresa se encontraba en la búsqueda de una nueva inyección de vida a sus modelos; aunque no eran una empresa nueva en la rama de la fabricación de vehículos y mucho menos en las competiciones, la firma sueca era mejor conocida por fabricar camiones, equipos de construcción, y autobuses ya que sus modelos de coches no contaban con la preferencia de gran parte de los consumidores por ser modelos poco juveniles y arriesgados, aparte de no contar con precios asequibles en su gran mayoría. Se podría afirmar que unos de sus modelos más económicos, por no decir que era el único, resulto el conocido modelo Volvo 340.
Cómo surgió la idea
Para mediados del año 1973 Volvo, preocupados por el futuro de la empresa, estaban inmersos en el diseño y fabricación de un nuevo coche que fuese más atractivo para el público joven, pero que al mismo tiempo fuese un vehículo económico, eso sí, sin dejar de lado la elegancia y la calidad. Tomando en cuenta el hecho de que habían adquirido la división de turismos de DAF, tomaron la iniciativa de poner manos a la obra en este nuevo proyecto, así que contrataron a uno de los mejores diseñadores de la época, nada más y nada menos que a Marcello Gandini, quien estaba al mando del Grupo Bertone. La tarea que se le encargo a Gandini consistía en diseñar el coche que sustituiría al 340, es decir, la intensión era lanzar al mercado el Volvo 340 del futuro. Cuando Gandini les pregunto qué era lo que querían exactamente, la directiva de Volvo respondió. "Queremos algo delicioso", y eso fue todo.
Gandini se puso a trabajar, asumiendo que Volvo quería un coche con un diseño futurista. Aunque contaba con muchísimas ideas optó por no iniciar desde cero, tomó como base para este proyecto uno de sus prototipos que ya había sido presentado, a saber, el Reliant FW11, el cual contaba con el diseño muy característico de la firma italiana tipo cuña de 5 puerta. Para el año 1979 Gandini había finalizado su trabajo, el resultado recibió el nombre de Volvo Tundra. En principio la directiva de Volvo se mostró muy abierta a recibir un nuevo diseño, que rompiera con los modelos tradicionales con los que contaban en el mercado. Al ver el diseño de Gandini de inmediato le dijeron "gracias pero no" por qué les pareció demasiado futurista y muy difícil de vender.
A pesar de no haber sido aceptado por Volvo, el Tundra contaba con el potencial necesario para el éxito, ya que estaba fabricado sobre la base de un 343 al que Bertone no modificó su mecánica. Seguía manteniendo el motor de 4 cilindros de 1.4 litros, de carburador, capaz de generar 70 caballos de potencia, en combinación con una caja manual de 4 velocidades la cual transmitía el poder de su propulsor a las ruedas traseras.
Diseño del coche
En cuanto al diseño exterior efectivamente podemos observar que es un diseño bastante adelantado para su época, muy deportivo, los ángulos predominaban en la forma del coche, una parrilla descentrada, sobre la que se deja ver el logo de la marca, faros escamoteables, de tres puertas. Quizá su principal característica y la más llamativa eran sus ventanillas traseras, las cuales parecían no tener ningún tipo de soporte ya que estaban muy bien disimulados en su interior, lo que le brindaba al techo del coche un aspecto de techo flotante. Las luces traseras también tenían cierto protagonismo ya que abarcaban todo el ancho del coche.
Interior del vehículo
El interior del coche, aunque tenía un diseño muy minimalista, daba la sensación de que se estaba en el interior de una nave espacial, un enorme cuadro de instrumentos que abarcaba casi todo el salpicadero cuyo principal rasgo era su instrumentación digital, unos asientos con acabados en piel que parecían muy cómodos, una tapicería que le da a la cabina un toque muy acogedor la cual hacia juego con su palanca de cambios esculpida en madera, además de contar con una vista de casi 360 grados desde cualquier ángulo del coche gracias a la cristalería que abarca casi todo su contorno.
Aunque este diseño fue cortésmente rechazado por Volvo, Gandini no perdió la fe en él y se lo vendió un tiempo después a Citroën, quien lo usaría como base en el diseño del Citroën BX, modelo que por cierto termino siento un éxito para la marca ya que entre el año 1982 y 1994 se vendieron 2.3 millones de unidades.
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