Es muy fácil decir que se va a aumentar el límite de velocidad de las autopistas a 130 kilómetros por hora. De hecho, cuando se redujo a 110, la aplicación fue instantánea. Unas pegatinas sobre las señales fueron más que suficiente, pero el modo en el que se quiere aumentar el límite en autopistas, y todo el trámite parlamentario están retrasando esta medida ansiada por muchos.
Debemos recordar que aún cuando la medida esté en marcha, el límite de velocidad genérico en las autopistas españolas continuará siendo 120 kilómetros por hora, si bien, en zonas en las que las circunstancias así lo permitan, y de forma temporal, se subirá el límite a 130.
Esto significa que para que el nuevo límite se aplique, es necesario desplegar una infraestructura de sensores, e indicadores luminosos que si bien ya está preparada para muchos tramos (se estima que el 80%), en otros no será posible desplegarla, bien por falta de presupuesto, o bien por que existen otras limitaciones como cambios de rasante abruptos, o curvas cerradas, que hacen que ni siquiera se plantee la posibilidad de aumentar puntualmente la velocidad.
El trámite parlamentario es largo
Pero quizás lo que más está retrasando la aplicación de este nuevo límite de velocidad es el trámite parlamentario. Recordemos que se trata de una nueva ley de Seguridad Víal completa, incluyendo también una reducción de la velocidad máxima en vías secundarias de 100 a 90 kilómetros por hora, y por lo tanto debe ser aprobada por el congreso.
Según el Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, la nueva Ley no llegará a las Cortes antes de septiembre, y por lo tanto, estos cambios no entrarán en vigor antes de finales de año, o incluso en la primera mitad del 2014.
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