Tras su compra por parte de la compañía malaya Proton, se esperaba que Lotus comenzase a salir a flote poco a poco, pero con paso firme, pero las cosas no han sido así. A pesar de renovar la gama de vehículos, las ventas no han acompañado, y la enorme deuda acumulada por el anterior propietario ha hecho el resto.
Ahora, con el proceso de liquidación que se pone hoy en marcha, serán los tribunales británicos los que gestionen la compañía, y decidirán si es posible continuar con la producción de vehículos, o, por el contrario, es necesario parar la fabricación, y poner las distintas partes de la compañía en venta.
Gran abanico de posibilidades
El Grupo Lotus engloba tres divisiones principales. Ingeniería y desarrollo de vehículos, automoción, que es la que se encarga de la fabricación de los vehículos y el área deportiva, que se encarga de la Copa Exige V6 de circuitos, y del Lotus Exige R-GT que debutó la pasada temporada en el Rallye de Madeira.
Cada una de estas divisiones podrá salir a la venta de forma independiente, pero poner cada una de estas divisiones en manos de distintos dueños, podría comprometer el futuro de la marca. Los posibles compradores son muchos, aunque habrá que ver quien es capaz de dar la necesaria inyección económica a la mítica marca.
Además, muchos de los posibles compradores del anterior proceso, han invertido sus fortunas en otros proyectos. Genii Capital, además del equipo Lotus F1 Team, ha invertido recientemente en RUF. Tony Fernandes, dueño de Caterham, también se ha aliado hace poco con Renault para desarrollar la marca Alpine.
Quizás la mejor alternativa en este momento sea la compra por parte de algún grupo automovilístico, como puede ser Toyota, que hace poco estuvo en negociaciones para adquirir Aston Martin, y también se interesó en su momento por Lotus.
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