En meses pasados estuvimos considerando la importancia de evitar recalentamientos en el motor de nuestro coche. Cuando nos referimos a recalentamiento hablamos específicamente sobre el sistema de refrigeración del coche, es decir, todo lo que implica que el motor de nuestro vehículo se mantenga refrigerado, a la temperatura adecuada, y que no sufra recalentamientos inesperados. El sistema de refrigeración del vehículo depende de varias piezas, entre las que podemos contar la bomba del agua, que es la que permite que el agua circule por los diferentes ductos, el radiador, que es el depósito principal del agua o del líquido refrigerante, las diferentes mangueras por donde circula, el recipiente en donde vertimos el agua con el líquido refrigerante, etc.
Todas y cada una de estas piezas debe estar en óptimas condiciones para la normal circulación del agua, inclusive, todos los ductos, y principalmente el radiador, deben permanecer limpios para evitar que estos ductos o mangueras se tapen, y en consecuencia, el agua o líquido refrigerante deje de circular con la presión adecuada. Mantener limpio el radiador es de vital importancia; siendo el depósito principal del agua, por lógica, tiende a llenarse de impurezas. Estas partículas producen oxido, y este es el principal responsable de la corrosión en el tanque, y que los ductos terminen obstruidos.
La limpieza es bastante sencilla
La limpieza del radiador es bastante sencilla, solo debemos cerciorarnos de hacer todas las cosas con el sumo cuidado y luego chequear de que todo quedó en su posición original. Un radiador limpio contribuirá en que nuestro motor se mantenga frió, por el contrario, un radiador sucio, tapado por las impurezas, produciría que nuestro propulsor tienda a recalentarse. Para limpiar el radiador necesitaremos agua destilada o simplemente agua limpia, jabón, un cepillo de dientes, guantes, entre otras cosas. El tiempo que invertiremos limpiando el radiador no será tan importante como el evitar que nuestro coche se recaliente.
Asegúrese de apagar el motor, y que esté frio el radiador
Lo primero que debemos hacer cuando nos disponemos a limpiar el radiador es, por medidas de seguridad, cerciorarnos de que el motor del coche este apagado y que el radiador esté frio. Hay que recordar que esta pieza de por sí se calienta por el agua que hay en su depósito, y que constantemente realiza un ciclo entre el radiador-motor-bomba-radiador. La temperatura cuando está en su punto máximo es bastante alta, por ello, corremos el riesgo de sufrir quemaduras de seriedad en nuestras manos o parte de nuestro cuerpo.
Limpie la tapa y las parrillas de metal
Cuando estemos seguros de que el radiador está frio procedemos a limpiar la tapa de radiador y sus alrededores, incluso, con calma y mucha paciencia, comenzamos a limpiar las rejillas que notamos por fuera, las cuales, a causa del aire, y de todo el sucio que recogemos mientras vamos rodando, acumulan sedimentos y humedad que poco a poco se van convirtiendo en oxido. En este caso utilizaremos el cepillo de dientes para sacar el sucio acumulado, el cual seguramente saldrá con facilidad.
Drene el radiador
El siguiente paso es muy importante, y tiene que ver con drenar el radiador. En esta ocasión, utilizaremos guantes, y destaparemos el radiador mediante el tapón o la válvula de escape que generalmente está situada en la parte inferior del radiador. Debemos verter el líquido refrigerante en un recipiente adecuado para ello, recuerde que es tóxico, y no queremos que por accidente, alguna otra persona se intoxique con ello. Es importante que este recipiente tenga tapa, así podremos deshacernos del contenido con facilidad y sin correr riesgos de intoxicación.
Chequeo y comprobación de mangueras y tanque
Luego de que vaciemos por completo el radiador es importante comprobar que las abrazaderas que sostienen las mangueras del radiador no se encuentren oxidadas, caso contrario les recomendamos cambiarlas o sustituirlas. Hay que recordar que el radiador depende de dos mangueras en específico, la que recibe el agua caliente que viene de hacer el ciclo en el motor, y la manguera que manda el agua o el líquido refrigerante de nuevo al motor para que este se mantenga a la temperatura adecuada. También se recomienda que realice un chequeo visual y se cerciore de que estas mangueras no están agrietadas.
Enjuague y vierta el contenido
Ya entramos en la parte final de la limpieza del radiador, en donde toca, con una manguera de agua, llenar el radiador al máximo. Si pudimos desinstalar el radiador de su posición original entonces podremos echarle agua con jabón, sacudirlo muy bien para que caigan las impurezas, y luego enjuagar con abundante agua.
Ahora toca hacer una mezcla entre agua y líquido refrigerante para llenar el radiador. Hágalo en 50 y 50, es decir, la misma cantidad de agua por la misma cantidad de refrigerante. Luego cerciórese de que el radiador está bien instalado, que las mangueras están en su sitio y proceda a llenarlo hasta el tope.
Purgue el radiador
Este proceso es bastante sencillo. Cuando llene el radiador hasta el tope, encienda el motor y deje que se caliente aproximadamente por unos 10 o 12 minutos, luego notará como el vapor o el aire que está dentro del radiador sale, y verá como el nivel del agua o líquido refrigerante baja. Cuando deje de bajar vuelva a echar agua o refrigerante hasta el tope, y tape nuevamente el radiador. Ya con esto, daremos por terminada la limpieza del radiador, la cual se recomienda repetir por lo menos cada dos años.
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