El McLaren P1 vuela bajo en Nürburgring-Nordschleife

McLaren Automotive es una de esas empresas a la japonesa donde el honor es lo primero y el negocio después. A pesar de ser dirigida durante décadas por el singula Ron Dennis, ha mantenido siempre un halo de rigurosidad británica y, porque no decirlo, fanatismo de marca, basado en su conocimiento de la tecnología, muchas veces un paso (o más) por delante de sus máximo rivales.

Así, otros fabricantes como Lamborghini, Porsche, o su archirrival, Ferrari, han ido desfilando, como la propia McLaren, por los salones internacionales dedicados al automóvil mostrando sus últimas y más excepcionales creaciones.

Veneno, 918 Spyder, LaFerrari... todos ellos ignorándose entre sí pero mirándose siempre de reojo, sin importar las espeficiaciones técnicas de los demás, pero siempre batallando hasta el último suspiro por quedar por encima de las otras marcas. Siempre desarrollando sus vehículos en los lugares más exigentes del mundo pero afirmando que los números de esos test poco importar... ¿o sí?

Uno de esos enclaves, uno de esos lugares adonde se ha de ir al menos una vez en la vida cuando en vez de sangre se tiene gasolina en las venas, es el Infierno Verde: el circuito de Nurburgring-Nordschleife.

Su trazado, su extensión, su desnivel, sus curvas: SUS DESAFÍOS, suponen para máquina y persona, para coche y conductor, para vehículo y piloto un reto al que no todas las marcas, no todos los modelos, no todas las personas, están diseñadas para vivir y mucho menos para afrontar.

Siete

La marca a batir era más que clara: durante 2013 hemos presenciado declaraciones, primero, rumores que luego se han confirmado de nuevos hiperdeportivos que habían rodado por los casi 21 km de trazado a velocidades difícilmente asimilables para los conductores habituales con medias de tiempo casi inalcanzables en el mundano asfalto de corrientes autovías y autopistas nacionales (salvo las alemanas).

Por eso Nurburgring, en su configuración larga, Nordschleife es tan especial, porque no es nada que el ser humano haya diseñado ni diseñará. Porque es único, como el P1. El último hiperdeportivo de McLaren cuyo fin (en los circuitos) ha sido batir la marca del trazado alemán y así ha sido. Menos de 7 minutos.

A la espera de que los británicos decidan publicar cuánto menos de siete minutos ha sido su marca, os dejamos con una espectacular galería de imágenes de la proeza y un vídeo, de esos que hay que guardar en la videoteca privada, y ver una y otra vez hasta caer rendidos ante los pies de esta particular hazaña.