Sin duda el concepto que muchos hemos tenido hasta no hace mucho del Mini es de un vehículo urbanita, de tamaño reducido muy apto para moverse y aparcar sin mucho problema gracias a dichas dimensiones, por lo menos así era hasta que llegaron el Countryman o el Clubman y crearon más de algún que otro dilema mental y filisófico.
Pues bien, con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos en Londres este verano, la marca británica integrada en BMW ha mostrado una propuesta que, no solo recupera la idea primigenia de qué es un Mini, sino que lo ha redefinido haciéndolo empequeñecer hasta 70 cm, integrándolo perfectamente en las tendencias y necesidades del vehículo de ciudad del siglo veintiuno.
Indiscutiblemente British
El prototipo en cuestión se llama Rocketman y tiene una clara inspiración en los genes británicos que corren por él. Es más, los colores y más claramente aún, la bandera que aúna a los súbditos de la Reina Isabel II, muestran un ensalzamiento patrio.
Los interiores no son vanguardistas: son futuristas. Con una simplicidad espasmosa pero con un toque, como siempre, chic, a la vanguardia de la moda, la combinación de colores rojos, azules y blancos no da lugar a ninguna duda de qué se enorguellece este pequeño pero cuco concept car.
Si os acercáis a Londres este verano, Mini tendrá expuesto el modelo en las villas olímpicas y paralímpicas para deleite de quienes visiten la ciudad durante estos Juegos.
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