Así ha aparecido este prototipo, de forma impactante como obra de encargo de Mini al estudio de diseño italiano Touring Superleggera, autor de, entre otros, aquel Disco Volante de Alfa Romeo presentado en el Salón de Ginebra de 2012.
Con un aspecto que recuerda a los spider italianos de los años 60, los británicos han querido aliarse con los expertos carroceros milaneses para juntos crear un vehículo que recogiera la esencia de la historia de Mini con un toque retro italiano.
Además de su aspecto, sorprende el minimalismo interior, donde fuera de mostrarse como los habitáculos completos y poblados que últimamente nos ofrecen los vehículos más destacados, el del SuperleggeraTM Vision se parecen más a los espartanos cokpit de los Lotus donde tan solo lo esencial es necesario: un volante.
Si se me permite su análisis personal, este vehículo parece la fusión sin orden ni concierto del frontal de un Mini de última generación y el cuerpo del que sería el supuesto nieto no reconocido de un Alfa Romeo Spider de 1966 firmado entonces por el mítico Pininfarina.
No tiene lógica ni tampoco coherencia la inclusión a la fuerza de "la cara" de un Mini en el cuerpo de un spider del siglo veintiuno, como tampoco el uso de esas llantas enormes para este descapotable, sobre todo las delanteras, que quedan casi a la altura de la puerta dándole un aspecto de barca muy poco acertado.
¿Prototipo?
Quizás se busca eso. Sorprender. Mini es una marca que tras su integración en el grupo BMW ha ido generación a generación ampliando y bifurcando su línea conceptual desde el modelo inicial en una suerte de miembros de una familia dispar con modelos que han intentado tanto llegar a la mayor cantidad de público como saciar las necesidades más variopintas de una clientela muy concreta, por eso, no sería de extrañar que, si bien este no deja de ser un prototipo, algo pudiera estar gestándose en relación con la llegada de un nuevo tipo de roadster.
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