El protagonista de nuestro articulo desafortunadamente dejó de respirar, y no voy a dejar de acotar que cuando nos llegó la noticia, dentro de mí se generó cierta tristeza, de tal manera que lo lamente entre colegas y amistades puesto que Lee Iacocca fue ese tipo de hombre que nace cada 100 años y que por ende hace historia, generando en cada uno de nosotros una aspiración total para enfrentar la vida y vencer cualquier vicisitud; por lo tanto, este articulo lo convertí en un bien merecido homenaje a aquel que nos regaló uno de los autos más increíbles de todos los tiempos, el Ford Mustang, y que además, salvo de una quiebra inminente a la Chrysler Corporation.
Pequeña recela biográfica de Lee Iacocca
El 15 de octubre de 1924 nacía en Allentown, Pensilvania uno de los últimos patriarca automotrices de la historia de los motores a combustión, su padre, el señor Nicola Iacocca y su madre, la señora Antonietta Perrotta, inmigrantes italianos procedentes de San Marco dei Cavoti, región agrícola ubicada a unos 75 km de Nápoles, le pusieron por nombre Lido Anthony Iacocca, quien muchos años después el mundo entero lo conocería simplemente como Lee Iacocca. Por otra parte a pesar de haber tenido padres de orígenes humildes sin enfoque alguno al área automotriz, Lee Iacocca estudió en las universidades de Lehigh y Princeton logrando obtener un máster en ingeniería industrial, preparación profesional que obviamente le abrió puertas llevándolo a convertirse en un exitoso empresario.
Lee Iococca y Ford Motor Company
Como todo en esta vida, cualquier comienzo es modesto, sin embargo, Iococca tuvo la fortuna gracias a su preparación en la universidad, de empezar a trabajar en la Ford Motor Company en el año 1946 como ingeniero de prácticas, no obstante, este pequeño comienzo duro poco puesto que después se incorporó al departamento de ventas donde se desarrolló como un ejecutivo muy agudo y versátil, tanto así, que en 1953 logro ascender como jefe de ventas del distrito de Filadelfia, pero no todo quedo allí, porque 3 años después fue nombrado jefe de ventas de la ciudad de Washington, donde consiguió tal éxito, que en 1960 le dieron el cargo de vicepresidente y director general de la compañía, reemplazando a Robert S. McNamara.
Con este nuevo cargo, Lee Iococca realmente revolucionó la compañía debido a sus atrevidas e innovadoras ideas de marketing, ideas como las de diseñar y fabricar nuevos modelos, entre ellos uno de los autos más exitosos de toda la historia de Ford, me refiero al Mustang, que con su aspecto agresivo y por supuesto deportivo se vendió como pan recién salido del horno gracias a su precio económico. Gracias a todos estos logros, para el año 1970 ya se había convertido en el presidente general de la Ford Motor Company, hasta que finalmente en 1978 su carrera como profesional con Ford llego a su fin, siendo destituido de su cargo, debido a diferencias e impases con Henry Ford II.
Lee Iococca y Chrysler
Seguidamente después de terminar su relación profesional en Ford, el presidente de la Chrysler para eso momento, John Riccardo, vio en Lee Iococca una gran oportunidad, puesto que la empresa estaba casi en la quiebra, de tal manera que sin perder tiempo le dio plenos poderes para que hiciera con ellos todo lo necesario para que la Chrysler saliera a flote. Con este nuevo reto, el ya multimillonario y muy reconocido Lee Iococca, comenzó a moverse como pez en el agua haciendo lo que mejor sabía hacer, de tal manera que logro reunir a algunos de sus compañeros de Ford para desarrollar nuevos modelos, entre ellos el Voyager, el primer monovolumen que salió al mercado. Todas estas ideas hicieron que Iaccoca lograra pagar todas las deudas de la compañía en menos de 5 años devolviéndola a la plena solvencia y por ende a la vida, lo que por supuesto género que siguieran saliendo al mercado más nuevos modelos como la Dodge Caravan, el Plymouth Voyager y los modelos K, y antes de jubilarse en 1992 hizo alianzas con la Mitsubishi, AMC, Maserati y Lamborghini, quedándose con las 2 últimas. Finalmente Lee Iococca tuvo su reciente deceso, el 2 de Julio de 2019, en Bel-Air, California, a sus muy bien merecidos y vividos 94 años.
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