Pero la sorpresa la dejamos para más adelante. El exterior adopta la clásica imagen de las versiones camperas, con unos rediseñados paragolpes, además de ganar unos protectores de estibo y aleta de color negro.
Detalles como las carcasas de los retrovisores y, opcionalmente, las barras de techo, cuentan con un acabado símil aluminio. Esto permite realzar el conjunto.
Las llantas que equipa, en 17 pulgadas, serán específicas para el Skoda Scout y equipará un neumático en medida 250/50 que le permitirá pasar por cualquier terreno, siempre que esté dentro de los límites del coche.
La altura al suelo también se ve incrementada respecto al Skoda Octavia, en este caso, la altura aumenta 33 milímetros, quedándose en una altura libre al suelo de unos 171 milímetros, indispensables para sortear los obstáculos que podemos encontrar por los caminos.
Pero todo esto no serviría para poder avanzar sin problemas en cuestas muy pronunciadas, y aquí entra en juego la tracción a las 4 ruedas basado en el sistema Haldex, permitiendole remolcar hasta 2 toneladas de peso. Impresionante la sorpresa que nos trae Skoda.
3 mecánicas a elegir
Skoda ha elegido 3 mecánicas de última generación para el Skout, dos de ellas diésel. En gasolina encontramos el 1.8 TSI de 180 CV, acompañado por la caja de cambios automática de doble embrague DSG de seis velocidades.
En diésel, ambas mecánicas cuentan como base con el 2.0 TDI, pero de distintas potencias. El primero es el de 150 CV, asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades, mientras que la mecánica más potente es de 184 CV y cuenta con un cambio automático DSG de seis velocidades.
Estará disponible únicamente en carrocería Combi, y se podrán seleccionar los 12 colores de la carta actual más uno nuevo, que se llama blanco laser.
No creemos que tarde mucho más en llegar al mercado, puesto que es una ausencia bastante importante dentro de la gama Skoda (si tenemos en cuenta que, desde su lanzamiento en 2007, se han vendido cerca de 54.000 unidades).
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