Uno de los principales motivos es la falta de una red adecuada de puntos de recarga rápida. Es necesario que en cualquier momento y lugar podamos recargar nuestro vehículo eléctrico en un periodo relativamente corto, de la misma forma que hacemos actualmente con los vehículos de combustión.
Pero no es solo eso, puesto que también hay que cambiar la mentalidad de los conductores. Hay que pensar que los vehículos con mayor autonomía a duras penas alcanzan los 200 kilómetros homologados, que en realidad pueden quedarse sin problemas en 120 ó 130 kilómetros. Esta cifra está muy bien para el día a día, y suele ser más que suficiente, pero el conductor promedio quiere poder hacer sus escapadas con el mismo vehículo que utiliza a diario, sin tener que estar mirando la carga de las baterías.
Ideas preconcebidas
Las ideas preconcebidas que tenemos la mayoría de los conductores es otro de los puntos en contra de los vehículos eléctricos. Hay que tener en cuenta lo que comentaba en otro articulo de opinión, en el que hablaba sobre la actitud de muchos conductores en la carretera. Para poder acercarnos a las cifras de autonomía que homologan los eléctricos, hay que practicar una conducción eficiente, evitando acelerones, y utilizando el freno motor.
Otra de las ideas preconcebidas que tienen muchas personas es el precio de las recargas de las baterías. Si tomamos los datos que facilitan tanto los fabricantes como los productores de electricidad, estaríamos hablando de un precio de en torno a 1,5 Euros por cada 100 kilómetros. En cambio, los vehículos de combustión más económicos homologan un consumo de 4 litros cada 100 kilómetros, lo que al precio actual del combustible, nos da un consumo aproximado de 5 Euros por cada 100 kilómetros.
Esta es una de las ventajas más claras del vehículo eléctrico frente a los de combustión, pero es difícil que todo el mundo llegue a comprenderlo. Cuando preguntamos a cualquier persona cuanto piensa que cuesta una recarga completa de un vehículo eléctrico, siempre apuestan por precios mucho más elevados.
El problema de las baterías
Otro de los escollos que deben afrontar los vehículos eléctricos es el de las baterías. Y no hablamos de su peso y tamaño, puesto que ese tema es algo que los fabricantes están consiguiendo solucionar a base de diseño con cierta soltura. Las baterías de los coches eléctricos están sometidas a un gran estrés de funcionamiento, tanto por la gran cantidad de energía que demandan los motores eléctricos, como por la gran cantidad de energía que deben almacenar. Estos intercambios de energía desgastan rápidamente las baterías, con todo lo que ello conlleva.
Aquí los fabricantes están optando por la opción del alquiler de las baterías, en función de los kilómetros que realiza el cliente. Pero esta solución tiene también sus contras, principalmente por el alto precio, y la desconfianza que pueda generar en el consumidor, pensando en lo que pueda ocurrir cuando finalice el contrato de alquiler.
En Estados Unidos ya hubo un precedente con General Motors de por medio, en el que la marca decidió que el negocio no era rentable, y dejó a sus clientes con un coche que habían adquirido en régimen de leasing, sin posibilidad de comprarlo, ni posibilidad de continuar el contrato. Obviamente, es solo un caso, poco conocido en nuestra tierra, pero no debemos olvidar el importante mercado que suponen los consumidores estadounidenses, lo cual también puede frenar a los fabricantes para llevar allí este tipo de formulas.
¿Y si el vehículo eléctrico no fuese la solución?
Esta es una pregunta que siempre planteo cuando surgen este tipo de debates. ¿Realmente el vehículo eléctrico es la mejor solución a las emisiones contaminantes de los coches? Hay que recordar que la generación de energía eléctrica también produce contaminación, y que no es tan sencillo como enchufar lo que queramos en nuestra casa. Es algo que no solemos ver, pero que está ahí.
Además, el vehículo eléctrico conlleva un importante cambio de mentalidad en los consumidores. Tampoco sirven los desarrollos que han realizado los fabricantes para los motores de combustión, con lo que la inversión que han realizado las marcas en este sentido habría sido inútil.
Conclusiones
Sea como sea, lo cierto es que el momento en el que se esperaba la eclosión de los vehículos eléctricos ha sido el peor en términos económicos. Las marcas han visto drásticamente reducidas sus ventas, lo que hace que sea inviable el desarrollar una nueva tecnología como la que necesitan los eléctricos. Es necesario bajar el precio de los vehículos, algo que ya está ocurriendo, aunque el descenso aún es insuficiente.
Además, el despegue de esta tecnología también necesita una fuerte inversión por parte de las administraciones, para desplegar una red de recarga en condiciones, que permita a los usuarios mantener sus costumbres en los desplazamientos, aunque claro está que deben cambiar ligeramente su mentalidad.
En definitiva, el cambio hacia los vehículos eléctricos significa un importante cambio para todo el mercado. Un cambio que no es fácil de asumir, y que implica a todos los agentes que intervienen en el sector automovilístico, pese a que algunos de ellos son reacios a cualquier tipo de variación, y más aún en estos momentos de crisis.
Artículos recomendados