En colaboración con el especialista británico IAD, se produjo una serie limitada del célebre modelo, aunque las ventas no acompañaron y el proyecto quedó en poco más que otra anécdota del mundo del motor.
Empleaba una mecánica de origen Rover, el célebre bloque V8 de aluminio de 3.9 litros empleado profusamente por las marcas británicas, y aunque era fidedigno por completo con respecto al original las nuevas unidades contaban con ciertas particularidades que los delatan como réplicas.
El rasgo más llamativo son los nuevos pilotos circulares traseros, que cuentan con 3 elementos en lugar de los dos originales, además de un parabrisas ligeramente distinto y de contar con ventanillas sin marco, cuando el original no disponía más que de unos plásticos transparentes.
Técnicamente disponía de elementos más actuales, como frenos de disco modernos en sustitución de los tambores originales, transmisión manual de cinco velocidades sincronizadas y dirección de cremallera. Así mismo el depósito de combustible se situaba justo sobre el eje trasero, con vistas a darle más protección que el original.
El interior, muy bien rematado y de aspecto retro dispone de de lujosos acabados en piel, estaba realizado por Artespaña.
Pegaso Z-103 Spider Serra 1 (1955)
Encargado a Serra por el propio Wilfredo Ricart, era una evolución del Z-102 Spider Serra Prototipo, realizado por encargo para el cliente Gonzalo Yébenes. El Spider Sierra 1 o SS1 nacía con el objetivo de emplearlo para mostrar al público el nuevo motor Z-104 en el Salón de París.
El modelo, de color marfil, fue el único ejemplar del Z-103 fabricado con el nuevo motor Z-104 y actualmente sigue siendo propiedad de IVECO, la compañía que se hizo en su día con Pegaso, que tiene el ejemplar expuesto en su museo, en Madrid.
Artículos recomendados