El ser humano ha desarrollado mecanismos naturales para regular el calor corporal, ya que cuando las temperaturas llegan a ser extremadamente altas pueden ser peligrosas. Al igual que los coches, nosotros también podemos sufrir de recalentamiento, y esto se da cuando alguna infección nos genera lo que conocemos a nivel médico como fiebre. Este síntoma debe ser atacado lo antes posible, porque de lo contrario pudiera ocasionarnos otros daños a nivel físico que luego pudieran generarnos otras secuelas. Pero qué tal si llevamos este caso el mundo automotriz, ¿ocurre lo mismo con nuestros vehículos?
Podemos percatarnos por el medidor de temperatura de nuestro coche y por la sensación térmica del ambiente de las olas de calor repentinas que llegan a ser desastrosas en algunas ocasiones con nuestros automóviles. Se ha demostrado que en el interior del vehículo la temperatura puede llegar a alcanzar 20 grados más que la temperatura exterior, algo que puede resultar realmente asfixiante y perjudicial.
Elementos más afectados
Algunos de los elementos que más se pueden ver afectados por el calor en nuestro vehículo pueden ser, potencia y consumo de combustible, ya que las elevadas temperaturas pueden afectar el desempeño del motor y reducir su potencia, y esto es debido a que el motor necesita más aire para funcionar; con el aumento de calor se obtiene una proporción muy baja de oxígeno, a su vez, el motor comienza a experimentar un aumento en el consumo de combustible.
Frenos
Un vehículo que transita en un ambiente con exceso de temperatura frena con mucha dificultad, y esto generalmente se debe a que las pastillas de freno, al entrar en contacto con los discos, alcanzan temperaturas muy elevadas; como consecuencia, el coche frena con menor eficacia, y en el peor de los casos, los discos pueden llegar a deformarse, viéndonos en la necesidad de acudir a un mecánico para sustituirlos por otros.
Los neumáticos
Otro de los puntos críticos por el aumento de temperatura, ya que dependiendo de cuán caliente se encuentre el asfalto, la temperatura afectará el estado de los neumáticos y en algunos casos, hasta llega a aumentar su presión, sin contar que también reduce su vida útil, y los hace más vulnerables a posibles daños, deformaciones y pinchazos.
El Aire Acondicionado
Sabemos que el calor afecta de forma negativa el rendimiento del motor de nuestro vehículo, y aumenta considerablemente el riesgo de averías. Aunque usted no lo crea, un porcentaje de los coches que acuden al taller en época de verano lo hacen debido a fallas en su sistema de aire acondicionado. El excesivo aumento de calor hace que el sistema del aire funcione más forzado, sobre todo si nos encontramos en zonas calurosas y constantemente nos metemos en atascos.
Los componentes de plástico
La exposición por largos periodos de tiempo al sol de estos componentes ocasionará que estos se dañen, ¿de qué manera? Debilitándose o derritiéndose. Recuerde, las altas temperaturas pueden deformar el plástico del vehículo, sus elementos decorativos e incluso la tapicería.
Consejos para conservar las piezas más importantes
Existen algunos consejos que nos pueden ayudar a combatir las afectaciones que podría sufrir nuestro coche en las épocas de más altas temperaturas, aunque lo más importante es saber cómo debemos actuar frente a cada una de las posibles situaciones. Estacionar en lugares con sombra y más frescos nos ayudará a mantener por mucho más tiempo la apariencia de la mayoría de los componentes plásticos interiores y exteriores del vehículo, así como también la apariencia externa del mismo, ya que la carrocería y la pintura también se ven afectadas por los rayos del sol.
Lavar de manera periódica nuestro coche también ayuda. Algunos van un poco más allá a la hora de realizar la limpieza del vehículo y hasta le aplican ceras protectoras contra los rayos ultravioleta; es importante saber que los coches de color rojo y los de color negro son los más afectados por los rayos del sol, ya que estos absorben más luz que los demás colores.
Revisar los neumáticos por lo menos cada 15 días durante la temporada de verano y mantener una presión optima y sobre todo si se realizan viajes con trayectorias largas es otro consejo muy útil a seguir. Vigilar el estado del motor también nos ayuda, sobre todo la refrigeración, ya que representa uno de los aspectos más importantes en la época de verano. Hay que asegurarse de que el sistema de refrigeración no tenga fugas, que el motor no trague, y que los niveles de refrigerante estén en su punto correcto. Revisar los niveles de los fluidos del coche nunca esta demás, ya que este es el encargado de que las piezas internas del motor no generen demasiada fricción.
Reemplazar los filtros de aire también es una manera inteligente de alargar la vida útil de tu vehículo en la época de más calor, ya que de esta forma se economiza combustible al no tener que forzar el trabajo del compresor del aire acondicionado, y el aire que circula dentro del habitáculo del coche será más limpio y fresco.
Estos simples consejos nos ayudarían a prevenir y hasta evitar posibles averías causadas por las elevadas temperaturas a que se someten nuestros coches en las épocas de más calor.
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