Desde marcas generalistas hasta las más exclusivas recurren a la turboalimentación para reducir gases contaminantes que aplaquen la legalización de sus modelos y en el caso de Porsche no es una excepción.
Y es que un hiperdeportivo como el híbrido 918 Spyder que combina un motor de gasolina (aunque atmosférico) de tipo V8 de 4,6 litros y dos eléctricos es capaz de disponer de 887 CV (en total) tiene un consumo combinado medio de unos 3 l/100 km con unas emisiones de CO2 de poco más de 70 g al kilómetro. Algo impensable hace unos años. Un deportivo "ecológico".
Pues con el desafío técnico que supuso su creación y desarrollo y con el Mundial de Resistencia WEC, y el modelo "hermano" del 918 Spyder, el 919 Hybrid como las más exigente "mulas de pruebas", Porsche está decidida a reducir sus consumos mediante el uso del turbo en (casi) toda su gama de los futuros 911 desde 2016.
¿Turbo para todos?
No es que vaya a ser una novedad el uso de uno o dos turbos en los 911, desde hace más de 40 años, cuando aquel 911 930 Turbo apareció en escena, desde entonces todas las generaciones del mítico deportivo han incluido variantes turboalimentadas siendo la GT2 RS (biturbo y tracción trasera) de la "caja" 997 la más extrema.
Y es que desde 2016, manteniendo el bloque de seis cilindros inamovible como así ha declarado a la revista Top Gear en el presente Salón del Automóvil de Detroit el maximo responsable del departamentos de motores y transmisiones Wolfgang Hatz, los próximos 911 que salgan de las cadenas de montaje llevarán la coletilla de Turbo.
Todos menos el futuro 911 GT3. Y no hablamos del 991 GT3 RS que será presentado en marzo en el Salón de Ginebra, hablamos del que venga tras él. Nos referimos a la que ya se conoce como próxima generación de 911, la 992 donde la gran duda que cabe es saber si existirá una versión híbrida de un "nueve-once". Veremos.
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