En los anteriores artículos dilucidamos brevemente la historia y los fundamentos técnicos del Jaguar X-Type, la berlina de entrada de Jaguar comercializada entre los años 2001 y 2009, hasta que sus bajas ventas provocaron su cese sin sucesor a la vista. Hasta que este año, al fin, llegaba el esperado XE, la nueva berlina media de la firma británica, que llega con la etiqueta de ser un nuevo modelo altamente tecnológico, digno representante de la firma en su segmento.
Pero, lo que nos ocupa en esta serie de artículos es dilucidar si el X-Type realmente era tan malo como lo pintaban. Para lo cual, hemos conseguido una unidad en muy bien estado de la versión más simple y básica del modelo, el X-Type 2.0 D de tracción delantera y transmisión manual de cinco velocidades. Un ejemplar con mucho más de 150.000 kilómetros a sus espaldas y que por tanto nos puede dar una perspectiva de cuan bien construido estaba realmente el modelo y la calidad de sus elementos.Sensaciones
En primer lugar es destacable el buen aspecto general de esta unidad, que por los años y kilómetros recorridos ha sufrido más de diez años de uso diario, ante lo cual parece encontrarse muy entero. Tan solo denotan el paso de los años en detalles como los evidentes e inevitables roces exteriores y determinadas superficies desgastadas en el interior. Como los paneles de las puertas o los botones de la consola central.
El tacto de los mandos es bueno y la sensación de espacio está en la media del segmento. Para un conductor entre 1.75 y 1.80 metros el puesto de conducción ofrece el mismo espacio y comodidad que la mayoría de berlinas similares, como un BMW Serie 3 o Audi A4 de la época. El aspecto del interior está condicionado por las peculiares formas planas y verticales del salpicadero, que estaba disponible, según versiones en una gran cantidad de colores y materiales. Lo que elevaba la sensación de calidad percibida.
No obstante, si apartamos la vista de los atractivos salpicadero y consola, y nos fijamos en detalles menores, como los revestimientos internos de las puertas o el ajuste de los asientos en el suelo, podemos encontrar como la marca no dedicó el mismo tiempo a mimar los detalles como sí que hizo con el mencionado salpicadero.
Los materiales empleados en el habitáculo sin embargo parecen de calidad, de hecho, han resistido bien el paso del tiempo en esta unidad.
Conducción
Ante la conducción es de esperar que esta versión se comporte más que correctamente, habida cuenta de que dispone de un bastidor pensado para más de 200 caballos de los que el X-Type 2.0 D cuenta con poco más de la mitad. No obstante, también es de esperar una cierta rumorosidad, debido a la edad de la unidad, lo cual siempre se traduce en ruidos parásitos o imprecisiones por parte de la suspensión o la dirección.
Sin embargo, el ejemplar cumplió correctamente con todos estos parámetros. El aislamiento interior es elevado y la rumorosidad, incluso proveniente del bloque diésel es muy leve. Por lo que el confort a bordo es elevado. En cuanto a la dirección la podemos calificar en torno a la media, dispone de un tacto suave pero no transmite especiales sensaciones. Aunque en una versión básica de gasóleo en este tipo de berlinas tampoco podemos esperar una dirección y tacto deportivos.
En suma es una berlina agradable, voluntariosa en cuanto a su respuesta mecánica y que dispone, aún una década después de un consumo más que correcto, en torno a los 5 ? 7 litros de media. Su manejo es muy cómodo y como detalle podemos afirmar que se siente más ágil que muchas berlinas de marcas generalistas, pero, esto no responde a la pregunta que nos hacíamos en un principio. ¿Cómo es de bueno o malo este modelo como Jaguar?
La respuesta es simple, como modelo de marca Premium o de representación este modelo se queda por debajo de las expectativas y sobre todo, no alcanza ni el refinamiento ni las sensaciones que pueden aportar modelos similares de sus competidores, como la Serie 3 de BMW o la Clase C de Mercedes, que con su tracción trasera, incluso en las versiones más básicas, aportan otro toque a las sensaciones de su conducción.
Esto es extensible también a su calidad de acabados. Si bien ofrece un paquete muy atractivo visualmente, no dispone de la exquisitez con la que la marca británica ha labrado su reputación durante décadas, sobre todo estos últimos años, con productos muy redondos y dotados de unas terminaciones y acabados superiores.
Aunque por otro lado, también es destacable que sí que se aprecia claramente un salto cualitativo con respecto al Ford Mondeo, el principal talón de Aquiles del X-Type, ya que siempre se le ha acusado de ser un simple Mondeo disfrazado de Jaguar. Lo cual, si bien puede parecerlo sobre el papel, realmente no se aprecia en primera persona. Ya que tanto estéticamente como por tacto, el X-Type es un producto bien diferenciado. Aunque no lo suficiente para salvar el espacio que hay entre un producto generalista y todo un Jaguar.
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