El resultado sobre el papel, tanto por precio como por las propias cualidades de la versión, sitúan a este modelo en el punto de mira de todos aquellos que si bien no andan buscando la oferta más aquilatada del mercado, sí que deseen tecnología y confort a buen precio.
En persona, el nuevo León disfruta de una estética un tanto neutra. Carece del personalísimo diseño de la generación anterior, pero a cambio puede acceder a un publico más amplio. En vivo se aprecian mucho más vívidos los detalles de su carrocería, como las líneas de cintura sobre las puertas o la rueda trasera, o los múltiples juegos de ángulos que dibujan sus rasgos.
Al acceder a su interior lo primero que nos llama la atención es el sonido de la puerta, cien por cien Volkswagen, y ya en un segundo vistazo reparamos en el agradable y acertado diseño interior. Carente de lujos superfluos o el sobrediseño de la generación anterior, el salpicadero y los mandos están distribuidos de manera muy ergonómica y efectiva, resultando muy agradables a la vista, tanto por sus materiales como por sus formas.
En la variante de carrocería SC, el primer tres puertas en las tres generaciones del modelo, el acceso a la banqueta posterior está garantizado por un asiento delantero de muy sencillo movimiento, que además dispone de memoria, sistema Easy Entry. La habitabilidad detrás es correcta, como el volumen de carga del maletero, que además es muy plano y de formas muy regulares.
Conducción
Quizás la mayor sorpresa de esta económica versión, ya que el comportamiento del motor fue sobresaliente. El gasolina turboalimentado de 1.4 litros responde a la perfección, con mucha suavidad dando la sensación de ser muy lineal en todo momento, respondiendo en baja y media a cualquier insinuación del acelerador.
La suspensión no es tan blanda como la del Volkswagen Golf, sin resultar dura en ningún momento. Aunque es cierto que tampoco esta generación del León no disfruta de la deportividad de su antecesor. El resultado en cuanto al confort de marcha es muy alto, a lo que la suavidad y sensación de precisión de sus mandos contribuye en gran medida. Algo en lo que el Grupo VAG aun esta por delante con respecto al resto de fabricantes europeos generalistas.
En cuanto al consumo, uno de los parámetros de mayor peso en la decisión de compra actualmente, no pudimos centrarnos todo lo debido, dado que en esta toma de contacto tan solo dispusimos de la unidad probada durante unos pocos días, en los cuales hicimos muchos trayectos rápidos, de corto recorrido, lo que no nos permitió vigilar el consumo todo lo que hubiéramos deseado.
En todo caso, no observamos en ningún momento que tuviera un consumo elevado, más bien al contrario, a pesar de realizar mucho recorrido urbano durante el tiempo de prueba la aguja del depósito bajo de manera bastante lenta, lo que nos indica a pensar que el consumo medio homologado de 5.2 litros a los 100 km queda muy cerca del real, sin sobrepasar los 6 litros.
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