Por ser el día 1 del mes 1, no había otro modelo que mereciera más este lugar hoy que el M1 de BMW. No solo fue el primer modelo de la firma en llevar motor central (y el único hasta el momento, ya que el i8 aún no se ha comercializado), sino que fue el primero en emplear la famosa letra M en su nombre, la inicial de Motorsport GmbH, aunque no fuera la primera criatura de la división deportiva de BMW, como creen muchos ya que, fundada en 1972 llevaban ya varios años operando cuando se embarcaron en el proyecto del M1, que además fue el primer modelo creado desde cero en la división deportiva, sin pertenecer a un modelo de producción ya existente.
Proyecto desordenado
Al contrario de lo que se pueda pensar del rígido método de trabajo alemán, el proyecto del M1 fue uno de los más caóticos de la historia moderna de la automoción. Según cuenta la historia oficial, la firma alemana acordó con Lamborghini el desarrollo de prototipos y estudio del chasis, y para la producción final del modelo la fabricación del bastidor y la carrocería, que debían proporcionar a BMW para que esta lo ensamblara y le instalara los componentes mecánicos, pero Lamborghini entró en quiebra y el proyecto se truncó, por lo que finalmente hubo que improvisar una cadena de montaje en Italia para suplir la falta de la firma del astado.
Finalmente, el chasis era fabricado en Marchesi, las piezas de fibra de vidrio para la carrocería se hacían en T.I.R., y el resultado de ambas empresas de Modena se trasladaba a ItalDesign, la firma de Giorgio Giugiaro, diseñador del M1, donde se montaban y añadían los acabados interiores. Por último se trasladaba los vehículo a las dependencias de Baur, en Stuttgart, donde el especialista en descapotables terminaba el montaje, añadiendo los órganos mecánicos.
Resultado
El diseño de Giugiaro, basado estéticamente en el concept Turbo del genial Paul Bracq, atrajo inmediatamente la atención de todo el mundo automovilístico. Su baja carrocería de tipo berlinetta con faros retráctiles, tan característicos de la época, y el concepto de deportivo de motor central era más propio de las marcas italianas que de una tan tradicional y conservadora como la Bayerischen.
En vivo el M1 destila estilo y deportividad, dotado de una presencia que tan solo los Ferrari de motor central poseen. Sorprende su escasa altura de 1,14 metros y sobre todo, el aire de familia BMW que exuda su llamativo cuerpo, a pesar de gozar de una estética radicalmente opuesta al ADN de la firma.
El M1 fue el automóvil alemán más rápido de su época, gracias a su motor central de 6 cilindros en línea de 277 CV, más tarde empleado en otros modelos de la firma como el M635 CSI, con los que era capaz de alcanzar más de 260 km/h. A pesar de la caballería disponible y lo enrevesado de su nacimiento, el M1 es universalmente conocido por ser el primer superdeportivo manejable y dócil de la historia, perfectamente utilizable en el día a día, característica de la que carecían todos los deportivos de la época.
Tan solo fueron fabricados 456 vehículos, la cifra no es casual, ya que en un principio el programa estaba destinado a crear un vehículo de competición del Grupo 4 de la FIA, pero las distintas alteraciones del proyecto terminaron derivando en el vehículo de producción que todos conocemos, por lo que es uno de los BMW más raros y uno de los superdeportivos más legendarios y apreciados, actualmente hay pocos disponibles para la venta y uno de ellos, en perfecto estado de concurso, será subastado en el próximo evento de Gooding&Co en Scottsdale este 17 de enero, precisamente la misma subasta donde se ofrece el raro Mclaren F1 GTR Longtail.
Competición
El M1 se utilizó para crear una copa monomarca que acompañaba a la Formula 1 en varias carreras del campeonato, la M1 Procar. En ella participaban grandes nombres y pilotos de la Formula 1 del momento.
El vehículo, desarrollado sobre el M1, adquiría mejoras en el motor que elevaban la potencia hasta los 470 CV y una carrocería espectacular. El evento duró dos temporadas, la primera ganada por Niki Lauda en 1979 y la siguiente por Nelson Piquet. Estos vehículos más tarde fueron empleados para distintos tipos de campeonatos, como la IMSA americana, donde triunfaron de la mano del equipo Red Lobster.
Uno de estos modelos fue el cedido al artista Andy Warhol para crear uno de los primeros integrantes de la familia BMW Art Cars. Os dejamos un extenso vídeo del M1 en el que podréis verlo en todo su esplendor desde todos los ángulos.
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