El BMW Vision Connected Drive es un prototipo que avanza más el devenir tecnológico que los rasgos estéticos de los modelos que están por llegar.
Basado en las tecnologías de la comunicación, este prototipo y un Serie 5 conforman los ejemplos de modelos que estarán inmersos en las redes intereactuando con otros vehículos y con quienes los disfruten, proporcionando la máxima comodidad en cuanto a sistemas de ayuda a la conducción, entretenimiento a bordo del vehículo y seguridad tanto de sus ocupantes como de quienes se encuentren próximos a estos BMW.
Aunque la novedad más publicitada es la presentación nacional al público del Serie 6 Gran Coupé, un turismo que aun las virtudes de un cupé y de una berlina, el verdadero protagonista está tranquilamente observando todo lo que ocurre a su alrededor. El M5 controla desde su guarida.
Majestuoso, en un blanco absoluto, te acoge en su interior como si de una plaza en clase VIP de un avión ultrasónico se tratase. Es tremendamente cómodo, todo está al alcance de la mano de quien lo conduce salvo una que queda reservado para otra extremidad, el pie, en el acelerador, cuya relación puede ser adictiva.
Con un claro eslogan en la pared advirtiendo que este coche es lo más parecido a un coche de circuitos pero destinado a la calle, el F10 es el verdadero centro de atención del estand. La letra M significa mucho en esta marca pero también el uso casi abuso, acaba haciendo un tanto vulgar su serigrafía en tantos interiores por meros acabados. Es decir, abrir la puerta de casi todo vehículo de la exposición y encontrarte los logotipos de M en todos y cada uno de ellos, acaba restando carácter, exclusividad y generando confunsión por algunos segundos ante si el que tienes delante es un verdadero M o es un simple paquete estético. Entiendo que su atractivo vende y que muchos apuestan por un "quiero y no puedo" pero ver un Serie 3 versión gasoil con un logotipo tan mítico debería estar prohibido.
Siguiendo con modelos que adoptan esta estética, el Z4 luce bien pero, al entrar a su interior se ha de ser cuidadoso sino se quiere tener el recuerdo de un golpe contra el pilar A, el que se sitúa en los laterales de la luna delantera. Tanto a la entrada como a la salida, la curvatura e inclinación provocan que el espacio para poder acceder o salir del habitáculo no pueda realizarse a la ligera. Por lo demás, de nuevo, la presencia de pegatinas con la letra M e incluso el uso de un material que parece de vinilo adhesivo que simula fibra de carbono deja que desear. Volante, palanca de cambios, taloneras... pegatinas de M, M, M, M... en un no M.
Estoy convencido que tanto involucrar al equipo de Motorsport de BMW solo en cuanto a apariencia, resta valor a este tipo de vehículos. Debe ser una experiencia excepcional poder conducir a cielo descubierto una preciosidad de modelo como este Z4. No es necesario hacer creer que llevamos lo que no conducimos, cada coche debe tener identidad propia y no tomar prestado lo que no es suyo para hacernos sentir mejor.
Otro ejemplo, aunque a medio camino entre estética y esencia deportiva, es el Serie 3 "M Performance", en este caso es un 335i, recordemos, con un motor de seis cilindros de 300 CV, es un vehículo de prestaciones realmente considerables al que seguro que el paquete aerodinámico desarrollado por MotorSport le ayuda a incrementar su efectividad a la hora de rendir, pero las pegatinas no.
Por otro lado, los todocamino tiene su espacio propio. Varias unidades de la serie X, entre ellas, de nuevo, la más destacada gracias a la combinación entre el brillo de su carrocería y el reflejo de la luz, es un X5 blanco inmaculado. Es cómodo, produce confianza y seguridad en su interior y el aplomo que transmite cuando están en el asiento del volante permite entender porqué hay tanto cliente que lo ha elegido como vehículo para ciudad.
Eso sí, no lo tengas en mente como opción de compra si mides menos de 1,80. Si subir, no es fácil, para bajar, es recomendable usar un peldaño adicional. Es lógico que este tipo de vehículos tengan la altura que tienen pero, pensando que la mayoría de sus compradores jamás lo meterán por otra superficie que no sea asfalto, da que pensar.
Lo más grande del Salón: un Mini
Siguiendo con todoterrenos, el Mini dakariano aparece junto al coche del mundial de rallies (WRC), con los nombres de Dani Sordo y Carlos del Barrio en sus ventanillas, como exponentes máximos de la esencia racing de la marca del pequeño pero atractivo modelo.
Al fin y al cabo, el ADN de carreras invade todo el espacio de esta marca y no se esconde, es más, se muestra orgulloso junto, para mí, lo mejor del salón: el Mini John Cooper Works Cupé.
Reconozco que fui muy crítico y reticente en su presentación mediática, pero al tenerlo delante y al posicionarte en el asiento que rige su destino, de verdad, es una maravilla y eso sin haber disfrutado de su conducción.
Los acabados son excepcionales, de hecho, deja en evidencia a muchos de sus primos de BMW, los Serie 1 y 3 más básicos se quedan muy atrás en cuanto a calidades interiores. Parece mentira que, lo tremendamente angosto y pequeño que parece el habitáculo desde fuera, se convierta de forma instantánea en un espacio tan amplio una vez se ha sentado en cualquiera de sus dos asientos.
Este Mini rezuma esencia racing, agresividad, estilo, atractivo y un aire "chic" que no tiene rival. Solo la versión roadster que está justo delante del cupé del que os hablamos, puede hacerle sombra.
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