Seguramente muchas personas, cuando acaben de leer este artículo, me tachen de loco, y otras pocas personas, entiendan y les ocurra lo mismo que hablo en este artículo. Hoy, quería hacer un "especial domingo", y se me cruzaban muchas ideas por la cabeza, ideas que más adelante seguramente acabe convirtiendo en artículos, pero, girar la cabeza y ver una foto del coche que más gratos recuerdos me trae, han hecho que escriba sobre el cariño que tenemos hacia nuestros coches, y más en especial, a aquellos coches que ya no están con nosotros.
No solo son chapas y ruedas...
Y es que, ¿no te has encariñado más de lo que deberías con un coche alguna vez?, es un sentimiento extraño, ya que se supone que un coche esta diseñado para transportarnos de un punto A a un punto B, con mayores o menores comodidades, gastando más o menos combustible, a una mayor o menor velocidad,... Este es el concepto social de un coche, pero para aquellos que estamos más unidos con el mundo del automóvil, aunque entendamos este concepto, no solemos compartirlo en absoluto, ya que para nosotros, un coche es mucho más que una estructura metálica, cuatro ruedas y un volante, sino que es mucho más que eso y miremos nuestro coche como un complemento de nosotros o un buen amigo, y nos cabreemos de manera extrema si le hacen algo, o nos preocupemos si sufre alguna avería.
Todos los que, hasta ahora, estáis de acuerdo conmigo, seguramente también estaréis de acuerdo en lo que viene ahora, y es que, ¿no guardáis en el recuerdo algún coche que, aunque haya pasado mucho tiempo y hayáis tenido coches mejores, recordáis con especial cariño y parte del encanto que le encontrabais a él, no se lo encontráis a absolutamente ningún coche?. Conozco mucha gente a la que le ocurre esto, entre los que me incluyo, e incluso conozco un caso en el que el propietario de un coche nuevo vendió ese coche para poder recuperar su preciado coche. También sé de casos en los que, después de un tiempo, el antiguo propietario ha buscado ese coche hasta dar con su paradero actual, para volver a comprarlo, pero, ¿que pasa si el destino final de ese coche fue el desguace?
Bueno, en esos casos es un poco complicado, podemos desistir y recordar con añoranza ese coche, o podemos comprar otro de similares características para poder recuperar en parte lo que ese coche nos ofrecía, aunque, se puede dar en caso de que ese coche no sea "nuestro coche" y acabemos vendiéndolo, desilusionados.
Seguramente, todos guardemos un grato recuerdo de algún coche, como podría ser nuestro primer coche, el coche donde íbamos de pequeños con nuestra familia de vacaciones, un coche regalado por algún familiar,... En mi caso, guardo un grato recuerdo de un Renault Laguna de primera generación, donde he realizado muchos viajes y he "fardado" con mis amigos de que hablaba, y el cual, muchas veces me he planteado buscar su paradero actual, pero por miedo a que no me guste la respuesta, he decidido dejarlo todo como está.
Sea como sea, tenemos que aprender a disfrutar al máximo de nuestras máquinas (pese a enfocar este artículo más a los coches, seguramente los propietarios de motocicletas, ciclomotores,... compartan este mismo sentimiento hacia sus máquinas), y así el día que nos despidamos de nuestro querido coche, podamos guardar en la memora gratos recuerdos y aventuras vividos en él.
Y tú, ¿recuerdas con especial cariño algún coche que hayas tenido en casa? Si es así, no dudes en contarnos tu historia.
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