Es posible que en los últimos meses tengamos una cierta esencia de anhelo ante los posibles cambios y sobre todo, ante un pasado que pudo ser mejor de lo esperado. En la industria de la automoción americana de hace unas décadas se diseñaron modelos icónicos que estaban destinados a hacer historia a gran escala. Este es el caso del Studebaker Avanti, un modelo coupé que se vendió entre 1962 y 1963, pero que con su corto periodo de existencia y vida llegó a superar más de 29 récords del mundo de velocidad.
Se presentó en todo el planeta como un coche propio de la era espacial, siendo el coche de producción más rápido del mundo. Con dos puertas y cuatro plazas, fue el niño mimado de su diseñador, Raymond Loewy. Con una línea fluida, sin parilla, faros circulares y una gran superficie acristalada, tenía una carrocería propia de fibra de vidrio con un peso muy reducido. Inicialmente el R1 conseguía unos 240 CV de potencia, que se veía superado con el R2 con sobrealimentación Paxton que lograba los 289 CV, ante la atenta mirada del R3 con 335CV.En 1962 logró una velocidad máxima de 274.95 km/h, siendo uno de los más rápidos del mundo. Todo ello era posible por mantener su peso en unos 1.440 kg. Por otro lado, se incorporaba una novedad a gran escala, y es que instalaban unos frenos de disco delanteros, siendo el primer modelo americano que los utiliza.
Una corta pero productiva existencia
Cuando grandes empresas no han dejado de trabajar durante mucho tiempo en la producción y fabricación de nuevos modelos al alcance de todos, Studebaker veía como la crisis llegaba a su marca y en 1962 no les quedó más remedio que tomar la decisión de vender y cerrar la fábrica donde se producía el Avanti, llegándose a producir unas 5800 unidades del modelo. En 1966 terminaría vendiéndose y varios meses más tarde, Newman and Altman compró los derechos del coche y a la vez el espacio de la marca. Todo ello con la finalidad de resucitarlo y lanzaron el Avanti Ii, un modelo que no llegaba a alcanzar los resultados que tanto se esperaba por esas grandes empresas que lo seguían de cerca.
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