En un nuevo golpe de efecto en el caso que Toyota mantiene en distintos juzgados de los Estados Unidos, por las aceleraciones repentinas sufridas por varios vehículos, el Departamento de justicia anunció esta semana que la firma nipona deberá pagar 1.200 millones de dólares.
El pago millonario será destinado para resolver la investigación derivada de los problemas causados por los vehículos que aceleraron repentinamente, que en algún caso extremo llego a costar la vida de algunas desafortunados ocupantes.
Reacción tardía
El juez de Nueva York encargado del caso comentó que el mismo presentaba un "cuadro reprobable de la mala conducta corporativa" por parte de Toyota.
Esperemos que este hecho sirva como ejemplo y aviso para navegantes, para futuros casos de este tipo, en los que la celeridad en la reacción de la marca puede salvar vidas ante riesgos innecesarios.
Fuente: Automotive News
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