Poco a poco nos hemos encontrado con una gran diferencia en los coches que han estado siguiendo las pautas más claras de un mercado que ha entendido desde el principal momento. Por ello, poco a poco se ha ido fomentando un tipo de modelo que ha sido claro en la adaptación de un entorno competitivo. De este modo, vemos como los coches con tracción trasera no son habituales, pero se están haciendo con una cuota del mercado muy grande y que no deja indiferente a nadie.
Como norma general, los coches que cuentan con un motor de tracción vienen con una configuración delantera, especialmente por sus grandes ahorros económicos y la ligereza que suelen ofrecer al precisar de menos componentes, aunque no es precisa en su conducción. No es de extrañar que firmas como BMW en su alta gama apuesten por un tipo de coche que potencie la configuración y propulsión trasera desde el inicio. Para ello, nos encontramos con un motor en la parte delantera y que mediante el árbol de transmisión se llega atrás y se genera la tracción que tanto se va necesitando.Entre otras ventajas, nos encontramos que cuenta con u reparto de pesos mucho más equilibrado, especialmente generando que se acerque al 50/50 en su reparto. Con ello, nos encontramos con un paso por curvas mucho más equilibrado y que hará que el coche tenga menor tendencia al cabeceo y no se hundirá al frenar. A todo ello, hará que el coche se pegue al asfalto y las ruedas le transmitan toda la fuerza al motor.
Un sistema novedoso
No es de extrañar que con esta configuración tan particular se genere un entorno cada vez más seguro y polivalente, donde especialmente las sensaciones en la conducción harán que sea cada vez más deportiva, permitiendo que los usuarios puedan jugar con el control de la entrega de potencia, haciendo derrapes controlados. Eso si, al tener todo el foco de atención en el tren delantero, hace que sea cada vez más pesada su fabricación y no encontremos con un coche pesado, perdiendo algo de espacio en el interior del habitáculo.
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