El Triumph TR7 fue el último deportivo comercializado por la firma británica, que si bien gozó del nombre no vivió los mismos éxitos que sus predecesores, como el célebre Spitfire, a pesar de contar con una difusión internacional que no disfrutaron los anteriores modelos. El TR7 tuvo una difusión aceptable en Europa, pudiendo verse algunas unidades en la España de los primeros años de la democracia.
Aunque actualmente conozcamos Triumph como el mayor fabricante británico de motocicletas, con sede en Hinckley, buceando en la historia de la marca podemos encontrar que una división de la empresa original fue el otrora afamado fabricante de automóviles, Triumph Motor Company, marca que actualmente pertenece a BMW. Que se hizo con ella cuando adquirieron las firmas del antiguo Rover Group, la antigua British Leyland, estando Triumph, Rover y MINI entre ellas.
Historia
La empresa nació originalmente con el nombre de su fundador, Siegfried Bettmann, que fundó la S. Bettmann & Co a finales del siglo XIX que se dedicaba en sus inicios a la importación de bicicletas al Reino Unido. El negocio evolucionó y pasaron a producir sus propias, pasándose a llamar desde 1897 Triumph Cycle Company, lanzando su primer modelo de motocicleta en 1902, ya bajo el nombre Triumph.
Pero a principios de la década de los años 20, la empresa se hizo con el fabricante de automóviles Dawson Car Company, lanzando su primer modelo de 1.4 litros, el Triumph 10/20, un modelo realmente comprado a otra marca, hasta que en 1927 lanzaron el célebre Triumph Super 7, que fue todo un éxito de ventas.
En 1930 la división encargada de automóviles pasó a llamarse Triumph Motor Company y por los problemas financieros de esta a mediados de la década hubo que vender las divisiones de bicicletas y motocicletas tuvieron que ser vendidas, en el caso de la división de motos su venta dio lugar a Triumph Engineering Co Ltd, que sobrevivió finalmente a la división de automóviles, ya que esta quebró en 1939, pasando a manos de Standard Motor Company tras la Segunda Guerra Mundial.
La compañía resultante de motocicletas finalmente quebró en 1983, que fue cuando fue adquirida por John Bloor, su propietario actual y responsable del relanzamiento de la marca, tal y como la conocemos hoy día.
El resto de la historia de Triumph Motor Company fue bastante rocambolesco, tras pasar a ser propiedad de la Standard Motor Company, la nueva compañía resultante fue adquirida por la Leyland Motors, a la postre British Leyland y más tarde el Rover Group, propietario de un gran número de marcas británicas, como Rover, MG, MINI, Austin o la propia Triumph.
Era Leyland
En su última época, bajo el control de Leyland, Triumph fue un fabricante de tipo generalista, que disponía en su catálogo de compactos y sedanes, pero también de algunos roadsters y deportivos muy apreciados hoy en día, aunque no precisamente por su fiabilidad, la cual no acompañó demasiado a los productos ni de la marca ni del grupo al que pertenecía. A lo cual se debe la pésima fama que cosecharon durante años.
Algunos de los modelos que sí destacaron en la historia de la marca fueron los deportivos TR y el célebre Spitfire, que gozaron de varias generaciones y hoy día, sobre todo los Spitfire, son grandes clásicos muy valorados por los coleccionistas, aunque no disponen de un valor demasiado alto, de hecho, suelen aparecer en la mayoría de listados de clásicos económicos y asequibles.
Seguiremos la historia del Triumph TR7 en el próximo artículo.
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