Según Dieter Zetsche, el alcance de la polémica está afectando o afectará a la industria automotriz alemana, que disfruta actualmente de la etiqueta 'Made in Germany' como uno de sus mejores argumentos de venta y cuya reputación está echando Volkswagen por los suelos.
Según el CEO del Grupo Daimler, la etiqueta 'Made in Germany' tiene connotaciones de producto bien terminado y fiable para todos los clientes del globo, lo que la polémica del Grupo VAG está echando por los suelos por el engaño de las emisiones y el software malintencionado.
Además, aprovechaba la ocasión para reiterar que ni Mercedes-Benz ni alguna de sus marcas dispone o jamás ha utilizado dispositivos de desactivación en sus vehículos para falsear los tests de emisiones, alegando también que no cree que la compañía haya perdido ninguna venta de las trampas de Volkswagen.
Polémica Dieselgate
La polémica estallaba el pasado 18 de septiembre, cuando un informe de la EPA advertía que los motores 2.0 TDI del Grupo VAG disponían de un dispositivo que modificaba el comportamiento del motor cuando este detectaba que el vehículo se encontraba pasando algún tipo de test.
Este fue el punto de partida que destapó en los Estados Unidos el escándalo, para pocos días después descubrir, de manos del propio Grupo VAG, que dicho software estaba incluido en millones de unidades comercializadas en todo el mundo. Software que era conocido por algunos de sus proveedores, como Bosch, que incluso advirtió de las posibles consecuencias si era descubierto ya en 2007.
El escándalo ha ido escalándose hasta salpicar a otras marcas del Grupo, pasando de tan solo Volkswagen y Audi al resto de marcas generalistas como SEAT o Skoda. Y recientemente Porsche, con el último informe de la EPA acusando al Grupo VAG de haber trucado de la misma manera los motores 3.0 TDI, lo que rechazan de plano desde el propio Grupo y las marcas afectadas, Volkswagen, Audi y Porsche.
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